Los mediáticos colonizan listas ¿Colonizarán la asamblea?

Martina Vera

Algunos ciudadanos ven en ello un síntoma de “escasa madurez política” de quienes acogen a los que carecen de trayectoria legislativa pero disponen de popularidad mediática. Irónicamente, quienes critican son también quienes incitan. La prueba es que esta semana hemos prestado más atención al salto a la política de figuras mediáticas que al anuncio de los binomios y sus propuestas. ¿Quiere eso decir que los electores daremos nuestro voto al mediático y no al político?

El cálculo de las críticas

El calculo ya falló una vez. En el 2013 unos pocos candidatos mediáticos se postularon a la Asamblea Nacional. No lograron un curul en el pleno que ocupó en un 52% el oficialismo. El caso más recordado quizá sea el del animador de TV Richard Barker que se postuló a la asamblea por el PRE. Hoy, esos pocos se multiplican y suman más de una veintena. Participantes de Calle 7, cuerpos que adornaron la Soho, ex árbitros de futbol e inclusive el payaso Tiko Tiko quieren llegar al pleno. En las calles y las redes sociales hay más críticos que indulgentes. ¿Por qué? ¿Se critica a estos personajes porque son mediocres, poco preparados o inmorales? No. Por lo menos, no de manera generalizada. Si se los critica porque son la prueba fehaciente de que en la actualidad los políticos conocidos no se vuelven lo suficientemente queridos, reconocidos y admirados por el electorado como para ocupar los puestos que ellos tienen hoy en las listas. Se los critica porque podrían ser también producto de una errada lectura del voto ciudadano; reconocer a alguien no es lo mismo que darle el voto.

Reconocer no equivale a elegir

Sería lógico que la ciudadanía reconozca más a los candidatos mediáticos que a los políticos. Sobretodo, cuando muchos de quienes tienen una larga trayectoria al servicio público ya no pueden postular su candidatura a la Asamblea Nacional (la transitoria segunda impide la reelección tras ocupar el cargo dos periodos consecutivos). Lo que no es lógico es que por ello las organizaciones políticas interpreten que conocer o reconocer a un candidato equivale a votar por él. De hecho, en la calles de Guayaquil, la urbe mas poblada del país, varios ciudadanos rechazan que quienes no tienen experiencia en legislar se postulen para hacerlo. Otros, no cuestionan la capacidad de los candidatos mediáticos, pero sí afirman que para votar por ellos primero deben conocer y comparar sus propuestas con las de sus rivales. Eso, a pesar de que cuando se les pide reconocer a un candidato mediático y a uno que no lo es, solo reconocen al primero. Con pronósticos de división en la asamblea ¿pueden las tiendas políticas darse el lujo de interpretar mal el voto? Quienes subestiman al electorado, pierden. Ya ha sucedido antes.

Más relacionadas