Las ultimas elecciones pre-internet

Cada vez resulta menos frecuente encontrar las marchas, concentraciones y discursos elaborados a las que nos tenían acostumbrados los políticos de antaño.

A la vez, el anuncio de televisión en “prime time” va siendo reemplazado por el video que circula en Whatsapp; las vallas y paredes pintadas son cambiadas por el meme, y la red territorial partidista (células barriales, parroquiales, etc.), va siendo sustituida por los “chats” y grupos en Facebook.

Esto puede crear una ilusión de “digitalización” total de la política -algo sobrevalorada- y tiende a segmentar las percepciones electorales en dos grupos: uno de los políticamente informados, fuertemente presentes en redes sociales, y otro, de los que no se interesan en la política, que son menos presentes en redes, y que cuando lo están siguen otro tipo de contenidos. Lamentablemente, varios generadores de opinión y políticos suelen mantenerse encerrados en el primer grupo –minoritario- al que Duran Barba llamaba “circulo rojo”, formado por amigos, periodistas políticos y analistas, que están desconectados de la mayoría desinteresada en estos temas.

La realidad, sin embargo, es que en esta campaña presidencial 2017 aún es importante el llamado “territorio”, entendido como las estructuras territoriales de militantes que llegan donde no llega el internet, y que ponen a la radio por sobre la TV.

Según cifras de Arcotel, a septiembre de 2016 el porcentaje de personas con acceso a internet móvil llegó al 41%. En las elecciones 2012, el porcentaje de personas con acceso a internet móvil era de apenas el 10,8%. Para efectos electorales, de estos porcentajes hay que excluir a las cuentas corporativas y a los menores de 16 años.

Esto obliga a entender que, de la mano con el crecimiento de las redes y medios digitales y la caída de los medios tradicionales,  a) que mucha gente no vive pendiente de las tendencias políticas en redes sociales, b) que hay muchos que no acceden aún a ellas, y c) que, cuando acceden, siguen otro tipo de contenidos. Y estos grupos son todavía mayoría.

Por esto, creo que estas serán las últimas elecciones de la era “pre-internet”. Nos encontramos en unas elecciones de transición en las que el peso de las redes será determinante, sin duda, pero aún pesa mucho más el “territorio”.

La construcción de redes territoriales toma tiempo y esfuerzo, y para mí, esto marca la distancia entre los dos líderes y el resto del pelotón, distancia que tenderá a acentuarse en los últimos días de la campaña. Moreno y Lasso tienen estructuras en todas las provincias, cantones y parroquias que han construido sus partidos en varios años, mientras la ID, PSC y el ex PRE aún no han podido reconstruirse fuera de sus reductos históricos.

No debemos olvidar que las estructuras territoriales de los partidos son como una red de distribución de ideas y lineamientos. Una buena red de distribución hace que hasta en la más recóndita población de Costa o Sierra (donde nadie sabe qué es CAPAYA) encontremos una tienda que ofrece una “Coca-Cola”, un “Manicho”, junto a un letrero de “Todito 35”  y uno de “Vamos por el cambio”.

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