El regreso de la Izquierda Democrática

El relanzamiento del partido socialdemócrata no pudo ser más auspicioso. Luego de que alcanzara la reinscripción ante el CNE, la ID anunció la afiliación de un grupo importante de dirigentes políticos y sociales, entre los que se destacaba la incorporación de los miembros del Movimiento Ruptura liderados por María Paula Romo. La posterior Convención Nacional que fue ampliamente difundida por los medios de comunicación; fue presentada como un ejercicio de democracia interna para la definición del abanderado presidencial entre Paco Moncayo y María Paula Romo, nominación que recayó finalmente en el ex Alcalde de Quito. Luego los hechos se sucedieron vertiginosamente: Enrique Ayala Mora declinó su candidatura en favor de Moncayo; Pachacutik que había realizado primarias internas en las que se había impuesto Lourdes Tibán, se cuadró rápidamente detrás de la ID y del General Moncayo; y lo propio haría Unidad Popular (antes MPD), dejando de lado la precandidatura de Lenin Hurtado. La Izquierda Democrática había consolidado la unificación de la izquierda no correísta, parecía que el regreso a la lid electoral sería triunfal.

El problema es que realmente la Izquierda Democrática nunca se fue. Y es que los partidos políticos son esencialmente conglomerados de personas que comparten ideales comunes. Y aunque la Izquierda Democrática como partido, no ha participado en elecciones desde hace varios años por disputas internas; muchos de sus miembros más visibles han desempeñado papeles importantes durante estos diez años de anomalía democrática que ha constituido el correísmo.

Son muchos los nombres de ex afiliados y simpatizantes de la Izquierda Democrática que han colaborado o siguen colaborando activamente con este gobierno. Raúl Vallejo, Alfredo Vera, Francisco Borja, Diego Borja, René Maugé, Gustavo Baroja, Paola Pavón, son solo algunos de los personajes vinculados a la ID, que no dudaron en prestar su contingente a un gobierno de carácter eminentemente autoritario. Mención especial merece el rol protagónico que jugó en este gobierno Ramiro González, ex candidato vicepresidencial de la Izquierda Democrática; quien desde sus puestos en el IESS y en el Ministerio de Industrias, es responsable directo de algunas de las políticas más perniciosas llevadas a cabo por esta administración.

El papel desempeñado durante la última década por el propio Rodrigo Borja, líder histórico de la ID, merece un escrutinio especial. No solo que el ex presidente Borja aceptó el encargo de Correa, de ser el primer Secretario de UNASUR; sino que ha guardado un silencio inexplicable frente a los continuos ataques en contra de las libertades ciudadanas y el estado de derecho por parte del régimen. Alguien podría alegar que el Dr. Borja se encuentra retirado de la política; pero su actitud contrasta con la asumida por otro ex presidente, Osvaldo Hurtado; quien, también retirado de la política partidista, no ha dudado en alzar su voz de protesta en las distintas situaciones en las que el correísmo ha atropellado las instituciones democráticas de nuestro país; aunque esto le significara recibir insultos y descalificaciones por parte del actual mandatario y de su corte.

Pero los problemas que presenta la Izquierda Democrática para ser considerada una alternativa real al correísmo, no solo pasan por el papel jugado por algunos de sus militantes; especialmente preocupante resulta ver el círculo que rodea al candidato Moncayo. En sus filas destacan correístas de la primera hora como la propia Romo, Alberto Acosta y Gustavo Larrea; quienes públicamente no discrepan ni del modelo ni de las ideas llevadas a cabo por este gobierno, sino cuyas diferencias son meramente personales y de forma. Resulta decidor que la Izquierda Democrática participe en estas elecciones aliada con Jimmy Jairala; quien, a pocas horas de la inscripción de candidaturas, mantenía negociaciones con Alianza País para ir juntos en la papeleta.

Es sano que Ecuador pueda contar en el futuro con un partido de izquierda que enarbole la bandera del respeto a la democracia y la defensa de las libertades. En ese sentido, resulta loable el esfuerzo que han realizado los militantes y simpatizantes de la Izquierda Democrática para intentar recuperar el espacio que ocuparon en el escenario político ecuatoriano en el pasado. Sin embargo, a este relanzamiento de la ID, le ha hecho falta una dosis importante de autocrítica y de asumir las responsabilidades de este periodo nefasto de nuestra historia; periodo en el que no estuvieron ausentes como nos pretenden hacer creer; sino del que fueron protagonistas activos, aunque con otros membretes. Nos toca a los electores pasarles la parte de la factura que les corresponde, en las elecciones del 19 de febrero.

Más relacionadas