Escenarios desde la ficción política

Que los dioses ríen cuando los hombres hablan del futuro, dijo alguien. ¿Lloran los dioses o ríen hasta las lágrimas?

Escribía el poeta Juan de Dios Peza (murió precisamente el año en estallaba la Revolución Mexicana):

«¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!»

«El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.»

Ulpiano Benítez, ecuatoriano, compuso el yaraví Puñales en que resuena el poema de Juan de Dios Peza. El yaraví de Benítez es un testimonio:

« Mi alma padece cantando,
mi alma se alegra llorando…

Llorando mis pocas dichas,
cantando mis desventuras»

Vamos pues a hablar sobre el futuro para escuchar la risa, con o sin lágrimas de los dioses. Por cierto, si tenemos oído para ello. Es una variante de palabras ya dichas sobre la relación entre dos poderosos clanes el llamado «¡Vamos por más!» cuyo nombre proviene de su grito de guerra y el Clan de los Ginebrinos, en recuerdo de la ciudad donde el filósofo Rousseau escribió El discursos sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres y las inigualables, Confesiones. Los ginebrinos en su sacrificado exilio en aquella ciudad imaginaron días mejores para el pequeño y lejano reyno equinoccial. Su líder se convirtió en Regente designado y regresaron a su patria donde un malvado banquero casi les hace la casita. Lo derrotaron con la invalorable ayuda del Regente mayor y los de clan «¡Vamos por mas!» Eso ya es historia y no interesa.

Escenario I: Una salida histórica

¿Cuál es el estado de salud del regente designado? ¿Será su salud un motivo para que más temprano que tarde tenga una salida para la historia y que el escenario quede dispuesto para el gobierno del verdadero binomio, el que preside el clan «¡Vamos por más!». El clan de los ginebrinos debe negociar su permanencia y comienza su lenta e inexorable extinción. Ha tenido una vida fugaz en la política.

Escenario II: el regente designado es sagrado y su rostro sólo puede ser visto en las noches de luna llena.

El poderoso clan «¡Vamos por más!» controla los grandes negocios del reyno, la policía, el ejército, los jueces y los consejeros electos. Tiene la fuerza y el conocimiento para hacerlo. El clan de los ginebrino lo sabe y acepta el dominio a cambio de beneficios y privilegios. El regente designado tiene un sólo papel: presidir las ceremonias rituales. Se las celebra con gran boato. Organizar estas ceremonias es competencia exclusiva de los ginebrinos. Numerosos servidores preparan el escenario siguiendo unas normas estrictas descritas en el antiguo libro de Tedzkiret an-Nisian sobre el reino de Songahi. En estas ceremonias sólo el regente designado puede hablar y sólo él puede dar la palabra. También canta cuando la alegría desborda su corazón. Nadie puede preguntar y si alguien lo hace es duramente castigado. Todos deben tener un rostro feliz, todos deben gritar ¡Viva el regente! Los periodistas que dependen del regente designado publican un diario solo para él. El titular dice: ¡Vivimos en el reyno más feliz de la tierra! y frases por el estilo.

También viaja a otros reynos y hace obras de caridad. Su día a día es un secreto celosamente cuidado. (Continuará)

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