Del dicho al hecho

Los ecuatorianos estamos ansiosos de ver ese cambio plasmado en hechos concretos que nos permitan salir de la recesión económica en la que Lenin Moreno recibe el país.

En su primer discurso en la Asamblea Nacional el presidente entrante dio algunas señales alentadoras que auguran un camino de cambio. Entre lo más importante pudiéramos destacar el compromiso de mantener la dolarización, la creación de un consejo consultivo tributario y la firma de un decreto de austeridad.

La gran mayoría de los ecuatorianos confía en la dolarización, por lo que cualquier intento por desestabilizarla sería un suicidio político. No obstante, no se puede con el pretexto de “proteger” la dolarización crear políticas tributarias que controlen y limiten la salida de capitales. Necesitamos una economía abierta, por lo que la eliminación del Impuesto a la salida de Divisas (ISD) fuera un primer respiro para una economía ahogada de impuestos. Así mismo, el Gobierno Central debe dejar de utilizar las reservas del Banco Central para cubrir sus deudas, y devolverlas como fue anunciado por el ex ministro de la Coordinación Política y Económica, Ricardo Martínez.

La creación de un Consejo Consultivo Tributario confirma las intenciones de dialogo que manifiesta el presidente. Por este motivo, necesitamos que se manifieste en acciones concretas. El comercio debe reactivarse y para ello el Gobierno debe dar incentivos a los empresarios para que regrese la confianza y por consiguiente la inversión. Un punto importante sería la eliminación del anticipo al Impuesto a la Renta que tanto daño ha causado a las empresas a nivel nacional. Así mismo debe impulsar las exportaciones y dar las seguridades jurídicas para que llegue la inversión extranjera directa.

Por último, el decreto de austeridad anunciado por el presidente debe verse reflejado en la reducción del inmenso déficit fiscal que hereda este gobierno. A diferencia del 2006 donde Rafael Correa recibió un gobierno con un superávit fiscal de 2.9% del PIB, hoy Lenin Moreno hereda un déficit fiscal a diciembre 2016 que equivale al 6.3% del PIB, lo que refleja la mala administración de fondos públicos estos últimos 10 años. Este es el gran reto del nuevo ministro de Finanzas, Carlos de la Torre, de quien esperamos tome las medidas necesarias para reducir el gigantesco gasto público. Una de las opciones que se han planteado es la creación de alianzas público–privadas que le permitan al gobierno compartir junto con el sector privado la inversión en obras públicas.

Confiamos que un nuevo aire de paz y confianza se empezara a sentir en el país y esperamos que las palabras pronunciadas por el presidente Moreno no se las lleve el viento, sino que pasen del dicho al hecho.

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