Nuevo ministro de Defensa

Alberto Molina

Inicialmente, creo que con el nombramiento del sociólogo Miguel Carvajal, a más de las reuniones con el Alto mando, el Presidente Moreno bajó las crispaciones en las filas militares. Carvajal conocía ya la estructura militar y de alguna manera entendió la importancia de unas Fuerzas Armadas profesionales que aportaban en mejor forma al fortalecimiento de la democracia; los 10 años de provocaciones, descalificaciones y enfrentamientos del nefasto correismo habían dejado heridas abiertas en las filas castrenses. Los mensajes de Moreno, al referirse a las Fuerzas Armadas que las respetará y las hará respetar y sumado a esto, su asistencia a los actos en Guayaquil por el día de la Armada y el 10 de Agosto a la ceremonia de ascensos y de graduación de nuevos oficiales del Ejército, fueron señales bien recibidas por los militares.

Yo creo que por contraste, después de tantos desafíos y provocaciones de Correa y sus adláteres, hay una tácita adhesión de los militares, en activo y pasivo, al gobierno de Moreno.

Hay que recordar que constitucionalmente las Fuerzas Armadas deben estar subordinadas al gobierno legítimamente elegido por el pueblo en las urnas, pero jamás alineadas a ningún proyecto político; cumpliendo fielmente con las misiones que están claramente señaladas en las Constitución y las leyes que las rigen.

Por desgracia, el nefasto gobierno de Correa, borró en la Constitución de Montecristi el concepto de “Fuerza Pública” y lo que es más grave, que “la Fuerza Pública, se debe El estado”, está omisión deliberada, le daba libertad para cooptar a los militares. El ejemplo más dramático es el de los países llamados de la ALBA, especialmente los militares de Venezuela que los prostituyeron, los corrompieron y su grito emblemático que habla de su politización e incondicionalidad: “Socialismo, Patria o Muerte”, lo dice todo. Sin duda, no cabe hablar de los militares del resto de estos países, como los de Nicaragua que sostienen al gobierno de Daniel Ortega, más corrupto y represivo que la criminal dictadura de los Somoza.

Decía que no ha llegado a los cuatro meses del gobierno de Moreno y ya cambia de Ministro de Defensa; el Presidente Uruguayo José María Sanguineti, solía decir, al referirse a los militares, “jamás se administra bien, algo que no se conoce”. Popularmente, se dice: zapatero a tus zapatos. Si bien es cierto que el Presidente tiene la potestad constitucional de nombrar a sus ministros, sean estos civiles o militares, hombres o mujeres, no es menos cierto que debe ser un ciudadano que conozca de la materia, por decir algo. De lo que se conoce, el nuevo ministro, pasó por la Escuela Militar, no quiero referirme a la información que sobre él circula en las redes, esa sería su breve experiencia en el campo militar.

Sobre Patricio Zambrano se conoce, que pertenece al “ala” del socialismo que apoya a Correa, acérrimo defensor de su gobierno; muy, pero muy alejado de los auténticos socialistas como Enrique Ayala, Victor Granda, Diego Delgado, Germán Rodas, por citar unos cuantos, que han estado en la vanguardia de la lucha contra el abuso y el totalitarismo y en la defensa de las libertades y la democracia conculcadas por el nefasto gobierno de Correa.

Esperemos que el Alto Mando militar cumpla con sus responsabilidades, considerando que la patria, el destino y el gobierno les otorgó el privilegio de velar por el prestigio de las gloriosas Fuerzas Armadas, exigiendo los medios necesarios para el fiel cumplimiento de sus sagradas misiones. Los militares que servimos con devoción y lealtad con la patria y el pueblo en general estaremos atentos al desempeño del Ministro Zambrano y a la actuación de los mandos militares.

  • Alberto Molina Flores es coronel (r) de las Fuerzas Armadas del Ecuador

Más relacionadas