Valoremos a nuestros mayores

Los jóvenes de Alianza País lo sabían todo.  Hoy son diez años más viejos que cuando comenzaron.  Ya no los escucho argumentar sobre la exclusividad de la sabiduría juvenil.  Descubrieron que todos envejecemos, inclusive ellos.  Imagino su sorpresa.

Cometieron errores de novatos y los estamos pagando. Algunos de los sociolistos se fueron decepcionados y abandonaron el proyecto.  Otros siguen, tozudos, sin la intención de corregir el rumbo o de disculparse por los perjuicios que ocasionan y siguen causando.  Fieles al comportamiento descortés de su líder máximo.

El sector privado valora la experiencia.  Es por eso que los directorios de la empresas exitosas están conformados por personas mayores, que apaciguan el ímpetu de los más jóvenes.  Sus miembros, ofrecen soluciones inteligentes, sin necesidad de enfrentamientos.  Conocen las respuestas para salir de las crisis, porque durante su vida ya vivieron situaciones similares.

Uno puede ser innovador y académicamente preparado, pero la experiencia es fundamental para triunfar.  La humanidad siempre lo supo.  Desde las épocas de las tribus y los consejos de ancianos.  Los más respetados de la comunidad.

Ser joven es la cultura del siglo XXI, pero también debemos recordar que existen exponentes que lograron su éxito después de los sesenta años de edad.  Entre otros, tenemos a Picasso, Margaret Thatcher, Golda Meir,  Morgan Freeman, Winston Churchill, Verdi, Carmen Martin Gaite, el coronel Harland Sanders de Kentucky Fried Chicken y Alfred Hitchcock.  La edad cronológica no significa nada en el juego de la vida.

Según el informe de la Fundación Ewing Marion Kauffman, “The Coming Entrepreneurship Boom”, la tasa más alta de emprendimiento durante la última década se ha registrado en personas comprendidas entre los 55 y 64 años de edad.

Los avances en la salud han hecho que el porcentaje de personas mayores incremente rápidamente.  La Organización Mundial de Salud calcula que entre los años 2015 y 2050 su proporción se duplicará, pasando del 12 al 22 %.  Esto significa, en números absolutos, que el aumento previsto pasa de 900 millones a 2000 millones de personas mayores de 60 años.  Sin contar que la ciencia afirma que la muerte es un problema técnico que será solucionado con tecnología, es decir, vamos camino a la inmortalidad.

La creatividad, la curiosidad y la pasión no es patrimonio exclusivo de la juventud.  La edad no define a una persona, sino el aporte a su entorno.

Las sociedades desarrolladas ofrecen oportunidades a sus mayores.  Eso las enaltece.  Desechemos el viejismo, porque los adultos mayores son el segmento que más nos puede enriquecer.

Regresemos a nuestras bases.  Impresionémonos por las que personas que son amables, confiables, generosas, humildes, íntegras, optimistas y nos ayudan a mejorar.  Lo demás es accesorio. (O)

 

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