¿Por qué no soñar con ese país?

¿Quién resarce ese valor a quienes lo pagaron? ¿Cómo se compensa a quienes tuvieron que enfrentar, sin previo aviso, ese costo adicional de la cadena de valor?

Si es como ha sido los últimos años, nadie. Ese es el mayor problema del modelo de gobierno de la improvisación y el desconocimiento. El progreso se construye de la mano del sector público y privado conjuntamente, por que la unión hace la fuerza como dice el trillado dicho. Ahora conocemos de irregularidades en contrataciones en el manejo de los fondos de reconstrucción del terremoto, irregularidades en contrataciones en los sectores estratégicos, irregularidades en el manejo de la salud pública, irregularidades en el manejo de la comunicación y los entes controlados por el gobierno, irregularidades en la aplicación de sanciones pecuniarias a empresas privadas y una serie de abusos porque aquí, el gobierno fue juez y parte durante demasiado tiempo.

¿Por qué no soñar con un país que finalmente reconoce la relación simbiótica de lo privado y lo público? Uno que reconoce que para que haya bienestar social alguien tiene que costearlo y que, en consecuencia, debe tener un modelo sostenible. ¿Por qué no premiar a las empresas privadas que contratan servicios médicos privados para sus empleados en vez de intentar sumarle más impuestos a dicho servicio? Lo que se debería hacer es deducir décimas porcentuales de su costo de seguridad social al estar costeando una alternativa más eficiente que reparte la carga de seguridad pública. ¿Por qué no premiar de manera más efectiva las inversiones nuevas de negocios ya en marcha? ¿Por qué no dar alicientes tributarios a empleadores actuales que premian a sus empleados mediante décimas de puntos del impuesto a la renta al fin de año? Aquí se cree que sólo se alienta la inversión privada a los nuevos ¿y los existentes? ¿quien alienta a los que ya invirtieron y dan trabajo? Las capacitaciones al personal privado fueron premiadas en el gobierno anterior ¿por qué sólo se limitaron a eso? El tema de empleador/empleado no es un favor por ninguna vía, es una relación bilateral donde ambos deben beneficiarse. Se debe motivar a ambas partes. No basta con cambiar la retórica anti empresarial; esa que decía que con la plata del petróleo se creaba (en un mundo imaginario) un país rico para siempre.

El estado no puede ser el eje del país, ni en lo económico, ni en lo social. Hay que comprender y reconocer con hechos que es el sector privado quien realmente da calidad de vida mediante puestos de trabajo que inyectan dinero en el bolsillo de cada individuo que recoge el fruto de su esfuerzo. Si el gobierno decidiera descargar al sector privado de tanto trámite absurdo y decidiera delegar cargas premiando con ventajas tributarias pudiera dedicarse mejor al ámbito de la cosa pública: a que sus funcionarios, remunerados competitivamente, trabajen con más transparencia, a que sus hospitales funcionen mejor que los privados, a que las escuelas públicas compitan con las privadas, a construir mejores espacios de empleo deportivo y social para procurar una sociedad más sana.

Es tanto lo que se puede hacer, tanto lo que se puede corregir… ¿por qué no soñar con ese país?

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