El hermano del Presidente

Honestamente, me parece injusto. La misma prensa informa que el hombre ya era fiscal antes que su hermano llegue a la Presidencia. Que ha sido funcionario de carrera desde hace más de una década, o sea antes que su hermano entre a la política. Y, sobre todo, de lo que se conoce, nunca ha estado involucrado en ningún escándalo y no ha cometido más delito que ser hermano del Presidente en ejercicio.

Supongo que todos tenemos claro que el Consejo de la Judicatura que lo había nominado es el más independiente que ha existido desde que se creó ese organismo. No es el caso del que presidió Gustavo Jalkh, que antes había sido secretario del Presidente Rafael Correa. De lo que recuerdo, el único cargo público que ha desempeñado el actual presidente de la Judicatura, el doctor Marcelo Merlo, hace treinta años, fue el de Contralor General del Estado durante el gobierno del entonces Presidente León Febres Cordero, es decir que ha estado situado en las antípodas ideológicas del actual régimen.

Marcelo Merlo ejerció con decoro la Contraloría en una época en que el cargo se desempeñaba con dignidad. Según la Constitución vigente entonces, fue elegido por el Congreso (en esa época controlado por la oposición) de una terna propuesta por el Presidente Febres Cordero. Lo había precedido en el cargo el ilustre Hugo Ordóñez Espinosa, el primer contralor de la democracia, cuya probidad había rodeado a la institución de una aureola que Merlo mantuvo en alto, aún en medio de los desafueros del régimen.

Marcelo Merlo no fue Carlos Pólit. La degradación durante la década del correato parece hacer creer a las jóvenes generaciones que la indignidad de las instituciones existió siempre. No es verdad. Pero las sospechas alrededor de los hermanos del Presidente de la República son una constante en nuestra historia. Osvaldo Hurtado y Febres Cordero mantuvieron lejos del poder a sus hermanos y en general a sus familias; pero Rodrigo Borja llevó como secretario a su hermano Francisco, que era un periodista correcto. Un día, el radiodifusor Vicente Arroba Dito, que era diputado socialcristiano, dijo que “el hermano del Presi” estaba vinculado en negocios de armas. Borja le dio un plazo inapelable para probarlo, transcurrido el cual, clausuró la radio.

Durán Ballén llevó como secretaria a una de sus hijas, y una nieta obtuvo un crédito de la CFN para un negocia familiar que hizo tambalear al gobierno. Abdalá Bucaram gobernó con sus hermanos, que eran ministros o diputados. Gustavo Noboa nombró presidente del Consejo de Modernización a su hermano Ricardo. El país lo veía con normalidad. Nada nos preparó para el espectáculo de Fabricio Correa obteniendo contratos de obra por un centenar de millones de dólares. Y aun así, Correa llegó a decirnos que era completamente normal, que si había algo malo él renunciaba, para terminar revocándolos y enjuiciando a los periodistas que lo denunciaron.

Yo no conozco al señor Guillermo Moreno Garcés, y no he hablado con el Presidente Moreno más de dos o tres veces en los últimos diez años. No voté por él, ni tampoco lo haría en el futuro. Pero el escándalo en torno a su hermano me parece excesivo. Primero porque no hay en Napo, ni ha habido nunca, ninguna causa que temamos vaya a sacudir a la Nación. Segundo, porque el actual Consejo de la Judicatura no parece semejante al que presidió Jalkh, en el que todos los miembros habían sido militantes de PAIS o secretarios del Gobierno. Y por último, porque me parece injusto que el hermano de un presidente, de cualquiera, deba ser obligado a abandonar su carrera (en la que se inició antes de que su hermano acceda al poder) por esa circunstancia. La crítica me ha parecido de fariseos. Vale.

Más relacionadas