19 de julio, Mujica y la OEA

Editorial del diario La Prensa
Managua, Nicaragua

En el día 93 de la rebelión cívica y pacífica del pueblo nicaragüense por la libertad y la democracia, se conmemora hoy 19 de julio el 39 aniversario de la revolución armada sandinista.

El 19 de julio es feriado nacional, según dispone el Código del Trabajo promulgado en octubre de 1996, al final del gobierno democrático de doña Violeta Barrios de Chamorro. Sin embargo para muchos nicaragüenses —no solo antiguos somocistas, también personas auténticamente democráticas— esta no es una fecha festiva. Para ellos es más bien un día luctuoso, porque el 19 de julio de 1979 no se estableció la democracia, como se había prometido, sino que se instauró una nueva dictadura que resultó peor que la somocista.

Ahora, por la represión sangrienta contra el pueblo desatada por la dictadura orteguista —la cual se reclama segunda parte de la revolución sandinista—, sin duda que son muchos más los nicaragüenses que no reconocen este aniversario como una fiesta nacional.

Daniel Ortega y Murillo, y sus partidarios civiles y armados, celebran este aniversario de su revolución adjudicándose grandes victorias en la guerra que libran contra el pueblo desarmado. Pero en la realidad son grandes derrotas políticas y morales las que ha sufrido el régimen orteguista, en el país y a nivel internacional.

El mundo ve horrorizado la sistemática matanza del régimen orteguista contra un pueblo que solo pide justicia, libertad y democracia. En este contexto ha sido una bofetada a esta dictadura despiadada, que en la víspera del 19 de julio la OEA aprobara una contundente resolución que la condena y le demanda celebrar elecciones anticipadas para abrir el camino a la democracia.

También representa una gran derrota moral para Ortega y Murillo, la declaración del expresidente uruguayo y antiguo combatiente revolucionario, José (Pepe) Mujica. En una intervención en el Senado de Uruguay, en el que ocupa un escaño, el expresidente Mujica dijo este martes lo siguiente: “Siento que algo (la revolución sandinista) que fue un sueño se desvía, cae en autocracia y entiendo que quienes ayer fueron revolucionarios perdieron el sentido de que en la vida hay momentos en los que hay que decir me voy”. Acto seguido los senadores uruguayos aprobaron por unanimidad una declaración propuesta por el partido de Gobierno —que es de izquierda pero democrática—, en la cual se demanda al régimen orteguista “el cese inmediato de la violencia contra el pueblo” y lo insta a celebrar elecciones libres y transparentes.

Cada persona, de Nicaragua y de cualquier otro país del mundo, puede valorar la revolución sandinista como quiera según sus filiaciones políticas, sus convicciones ideológicas y sus valores éticos. Pero una dictadura es igual a cualquier otra dictadura, ya sea de derecha como fue la de los Somoza, o de izquierda, como la sandinista de 1979 a 1990 y dicen Ortega y Murillo que es su actual régimen dictatorial.

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