El empresario

Eso causa que el consumidor pague más por los productos, complique el emprendimiento y seamos menos competitivos y productivos.  Razón: el gobierno quiere una tajada gruesa.  La requiere por su ineficiencia o para mantener un esquema de corrupción que selecciona, desde el poder, a los ganadores del sector privado.

En ciertas ocasiones, es simple ideología.  La misma que fracasó en la Unión Soviética, Alemania Oriental, Corea del Norte, Cuba, Venezuela y en todos los lugares que se aplicó.

Marx vendió la idea de que el empresario fija el precio y que solamente del producto del esfuerzo del trabajador se suscita la ganancia.  El único inconveniente es que Marx se olvidó de la demanda.  El precio se fija según la ley de la oferta y la demanda, haciendo que la teoría comunista no se ajuste a la realidad.

Cuando la demanda excede la oferta, aumenta el precio y viceversa.  Un aumento en el precio disminuye la demanda e incrementa la oferta y lo contrario.  El precio tiende a nivelarse cuando la demanda iguala la oferta.  Así es que no es el empresario quien establece el precio y gana la utilidad.  Si eso fuera así, todos seríamos millonarios.

Así es como funciona un modelo económico en libertad.  Las empresas colapsan en los modelos totalitarios o populistas que decidieron fijar los precios de los bienes y servicios, sin contemplar los costos, ni la ley de la oferta y la demanda.  Hay que aprender de la historia.

Las ganancias se generan tomando en consideración estos principios y el trabajo de cada una de las personas que laboran en una empresa, incluyendo al empresario, que asumió el riesgo de emprender, contratar trabajadores y obtener el capital requerido para operar.

El empresario es un trabajador más, que muchas veces es el primero en llegar y el último en salir del negocio.  Trabajando fines de semanas, si fuese necesario, y sacrificando el ahorro y tiempo familiar para cumplir con las obligaciones que una compañía genera.

Incluso la declaración universal de los derechos humanos reconoce la importancia de crear empleos: “toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria”, incluyendo los empresarios.

En este país se habla mucho de fomentar el emprendimiento y la empresa privada, pero se detesta a los empresarios.  Un contrasentido que se acentúa cuando, en ciertas ocasiones, proviene de servidores públicos.

Es hora de comenzar a querer a los empresarios.  Cumplen un rol fundamental en la sociedad: ofrecen trabajo, pagan impuestos y solventan los gastos de muchas familias en la cadena productiva.

Esos son los empresarios que buscamos.  Nadie quiere competencia desleal por parte de los empresaurios que hacen lo opuesto.  Los privilegios, lo ilegal y los negociados, perjudican al empresariado y los ciudadanos que cumplen las reglas del juego.

Es vital que comencemos a cambiar las ideas marxistas que nos enseñaron desde la escuela para facilitarle el camino a los empresarios formales que contribuyen al país.  Practiquemos lo que predicamos.

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