Nuestro futuro

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez
Guayaquil, Ecuador

La ESPAE realizó un análisis del emprendimiento senior a través del Global Entrepreneurship Monitor. El estudio reporta que las tasas de actividad emprendedora de las personas de cincuenta años o más es una de las más altas de la región.

A los seniors no les queda otra alternativa. Como el mercado laboral tiene menos empleo adecuado para ellos, emprenden por necesidad, no por innovación.

La afectación no es solamente para los seniors. Una situación similar viven los jóvenes entre los dieciocho y veintinueve años de edad. Ellos también sufren altas tasas de desempleo. La inflexibilidad laboral evita que accedan a un empleo adecuado, impidiendo que ganen experiencia y se conviertan en consumidores que generen un círculo virtuoso de crecimiento nacional.

Esta inflexibilidad obstaculiza el emprendimiento. Tanto emprendedores jóvenes como seniors se quejan de la excesiva tramitología para emprender o liquidar una empresa. Ese es un indicador denunciado en todos los estudios internacionales o nacionales sobre negocios o competitividad con respecto a otros países del mundo. El gobierno debería estudiarlos y trabajar en mejorar los puntos en los que somos débiles.

En las sociedades moralmente responsables, los senior menos preparados pueden trabajar con modalidades de contratos flexibles. Otros, salen a viajar por el mundo gracias a su pensión, que es el resultado de una vida productiva.

Aquí, los adultos mayores necesitan trabajar hasta la muerte porque hemos elegido maltratarnos con el monopolio del IESS. La pensión no le alcanza a nadie y probablemente, la mayoría de nosotros no logremos recibirla gracias a la pésima administración que esa institución ha tenido durante una sucesión de gobiernos.

En un mundo en el que nuestra expectativa de vida es creciente gracias a los avances en la medicina, tenemos que anticipar soluciones a nuestra deficiente seguridad social. Deberíamos implementar casos de éxito como los de las administradoras de pensiones de otros países para conseguir un ahorro nacional que se reinvierta en nuevas empresas, creando más empleo, nuevas inversiones a favor del emprendimiento y pensiones dignas. Que no se siga esfumando nuestro dinero en préstamos del IESS para financiar al gobierno de turno, como ha venido ocurriendo.

El modelo actual es el equivocado. Hemos pasado de la falta de derechos laborales y seguridad social a un sistema que perjudica la empleabilidad de jóvenes y seniors. Es una irresponsabilidad no flexibilizar la relación laboral y diversificar las opciones de ahorro para la jubilación por politiquería.

Facilitemos la inversión en el país reformando la Constitución para permitir más modalidades de contratos de trabajo y eliminar el monopolio que el IESS tiene sobre la seguridad social. Un escollo menos para el emprendimiento y un gran paso para aliviar problemas sociales de los que tendrá que hacerse cargo cualquier gobierno.

El sistema actual nos perjudica a todos. No importa la edad en la que nos encontremos.

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