Legados Importantes

Maríasol Pons
Guayaquil, Ecuador

Esta semana que pasó estuvo cargada de solemnes homenajes a la vida de John McCain III, quien falleció el 25 de agosto del año que cursa. Sabemos que fue Senador del estado de Arizona, Estados Unidos por el partido Republicano desde 1987 hasta el 2018, sabemos que fue el contendor de Barack Obama en las elecciones del 2008 y sabemos que se opuso al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump (aún cuando ambos son partido Republicano).

Escribir sobre quien fue en vida John McCain no es mi propósito, sus posturas pueden agradar o no dependiendo de cómo se vean y quien las vea, mi propósito es rescatar a todas luces los valores que representan los hechos de su vida. Estamos lejos de Estados Unidos y el asunto de ser un héroe en nuestra cultura suena quizá a cliché, aún cuando así no lo sea. Es importante que rescatemos en tiempo presente los modelos a seguir. Hombres y mujeres que con sus vidas inspiran a otros a sacar lo mejor de sí mismos por el bien común.

McCain fue prisionero de guerra en Vietnam durante cinco años y medio; durante ese tiempo fue cruelmente torturado. Finalmente volvió a Estados Unidos, años más tarde empezó su carrera de servicio civil en el mundo político. Valores como coraje, seriedad, resistencia, constancia, fortaleza surgen cuando hablamos de McCain y es fundamental darlos a conocer para propagarlos. No es un modelo antiguo, es un modelo del presente cuyo ejemplo puede inspirar a muchos.

McCain dispuso claramente que Trump no acuda a su velatorio en evidente rechazo a las decisiones que toma el actual presidente, pero sobretodo a su estilo irrespetuoso. Esto lo corrobora el hecho de que en su velatorio estuvieron los Obama, los Bush y los Clinton, entre otros importantes líderes de dicho país. La diferenciación es clara. La distorsión en la forma de manejar el poder que tiene Trump lo aleja de los valores que se observan como positivos.

Trayendo la figura para el aprendizaje; podemos no estar de acuerdo en muchísimas cosas, pero el irrespeto no proporciona elocuencia. Se puede hablar con claridad sin ofender ni degradar. Respetar a un país y a su gente es respetar sus instituciones y a sus ciudadanos. Proponer de manera transparente, responsable y respetuosa reconociendo que detrás de la bandera partidista está el verdadero ser humano que la porta. Recordando nuestra humanidad, la sociedad la construye el individuo con su aporte, podemos no estar de acuerdo y ver las cosas de ángulos opuestos, sin embargo, es fundamental que las diferencias sean transmitidas con ese respeto. McCain nos mostró en su vida que la política puede ser ejercida de tal forma, sabiendo que seguramente también cometió errores.

Habrá quien diga que McCain es la representación del establishment – puede ser- pero también fue la viva representación de la perseverancia, de la superación y del intercambio respetuoso de posturas ideológicas. Un legado muy importante.

ponsmariasol@gmail.com

Más relacionadas