Niños y adolescentes: los grandes ausentes

Eliana Mejía
Guayaquil, Ecuador

Vivo en un país donde se habla y se opina de todo: de los derechos de unos y otros, de la crisis, de la corrupción, de los políticos, de los empresarios, de las mujeres, de los hombres… pero, lamentable, en ese discurso, los grandes ausentes son los niños y adolescentes de mi patria.

A pesar de que el Ecuador ha ratificado todos los Acuerdos, Tratados y Convenios Internacionales relacionados con la infancia y que, como nación abrazamos el Principio del Interés Superior del Niño, el cual sostiene que “los derechos de los niños prevalecerán por encima de los demás y así mismo que toda decisión que se tome desde la institucionalidad del Estado deberá priorizar el cuidado y protección de este grupo”, durante la última década nuestro país ha involucionado radicalmente en derechos y políticas públicas de protección para los Niños, Niñas y Adolecentes (NNA). De unos años acá, se ha mutilado sistemáticamente el sistema de protección de derechos eliminando instituciones y programas importantes tales como:

* Eliminación del Consejo Nacional de la Niñez y Adolescencia.

* Eliminación, a través de la LOCNI, de más de 200 CCNA que fueron transformados en CCPD.

* Debilitamiento de las Juntas de Protección de Derechos y Defensorías Comunitarias.

* Eliminación de los Juzgados de la Niñez y Adolescencia (33) y sustitución por los Juzgados de la Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia implementados por el Código Orgánico de la Función Judicial -COFJ-.

* Eliminación del Instituto de la Niñez y Familia -INFA.

* Eliminación de una instancia específica para niñez y adolescencia dentro de la Defensoría del Pueblo –DP- (Defensoría Adjunta de Niñez y Adolescencia en el año 2011).

* Reformas a los procedimientos especializados del CNNA a través del Código Orgánico General de Procesos -COGP.

* Reformas del Código Orgánico Integral Penal – COIP- y al Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización -COOTAD.

Estos cambios, han colocado a los niños, niñas y adolescentes en instituciones y políticas públicas que velan por el general de la población, pero que se olvidan de ellos. Por ejemplo, pasamos de tener un Consejo Nacional de Niñez y Adolescencia, el cual se encargaba de velar por la protección y cuidado de los derechos de los NNA, a tener un Consejo Nacional de la Igualdad. Dicho Consejo, abarca grupos de atención tales como, mujeres, adultos mayores y jóvenes entre otros. Esa enorme generalidad ha provocado que nos olvidemos de los NNA y al día de hoy, es un hecho contrastado que esta institución ha realizado muy pocas acciones por la infancia.Se eliminó el Instituto Nacional de la Niñez, Adolescencia y la Familia, que se encargaba de promover políticas públicas especificadas para este grupo de “atención prioritaria”, para pasar a un MIES que, de igual forma que el Consejo de Igualdad, abarca muchos grupos de atención.

No puedo entender por qué se han hecho desaparecer organismos e instituciones que protegían con eficacia y de manera especifica la niñez y la adolescencia. Es ilógico contemplar en las noticias cómo se crean agendas nacionales d
* Eliminación del Instituto de la Niñez y Familia -INFA.
* Eliminación de una instancia específica para niñez y adolescencia dentro de la Defensoría del Pueblo –DP- (Defensoría Adjunta de Niñez y Adolescencia en el año 2011).
* Reformas a los procedimientos especializados del CNNA a través del Código Orgánico General de Procesos -COGP. * Reformas del Código Orgánico Integral Penal – COIP- y al Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización -COOTAD.
Estos cambios, han colocado a los niños, niñas y adolescentes en instituciones y políticas públicas que velan por el general de la población, pero que se olvidan de ellos.
Por ejemplo, pasamos de tener un Consejo Nacional de Niñez y Adolescencia, el cual se encargaba de velar por la protección y cuidado de los derechos de los NNA, a tener un Consejo Nacional de la Igualdad. Dicho Consejo, abarca grupos de atención tales como, mujeres, adultos mayores y jóvenes entre otros. Esa enorme generalidad ha provocado que nos olvidemos de los NNA y al día de hoy, es un hecho contrastado que esta institución ha realizado muy pocas acciones por la infancia.
Se eliminó el Instituto Nacional de la Niñez, Adolescencia y la Familia, que se encargaba de promover políticas públicas especificadas para este grupo de “atención prioritaria”, para pasar a un MIES que, de igual forma que el Consejo de Igualdad, abarca muchos grupos de atención. Es ilógico contemplar en las noticias cómo se crean agendas nacionales de trabajo interinstitucional para otros grupos de atención (mujeres y jóvenes principalmente), cuando en el Ecuador hasta el año 2014 hablábamos de un Plan decenal de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia, pero ahora, hasta la fecha no existe una agenda clara, no existen políticas públicas definidas para este grupo tan importante.

Por todo ello me pregunto: ¿Ecuador está respetando realmente el interés superior del niño?, ¿los niños son lo más importante de nuestra patria? o solo forman parte de un discurso barato que generamos en época de campaña, el día del niño o en fechas festivas como navidad.

El abandono que vive la infancia en nuestro país, es grave y vergonzoso. Como Estado, Sociedad y Familia hemos fracasado en su protección y cuidado. Esta situación se percibe claramente cuando contemplamos con horror, cómo se ha perdido una generación de niños y adolescentes por el consumo de drogas. O sin ir más lejos, cuando leemos estadísticas que nos sitúan como el tercer país en América latina con las tasa más altas de embarazo adolescente. En los últimos años, además, hemos presenciado asesinatos atroces en contra de nuestros niños. Recordamos con horror el caso de Emilia, o el de los niños asesinados en Muey o, el de la niña secuestrada violada y asesinada en Salinas, o el del niño de 6 años asesinado, quemado y desmembrado por sus padres en Milagro.

Evidentemente, son muchos más, y todos ellos se encuentran tristemente grabados en nuestra memoria. Hoy por hoy, son miles los niños y adolescentes que son violados o sufren abuso sexual en su entorno familiar y con asombro y repulsión el año pasado vimos como ese abuso escaló dentro de establecimientos educativos , mientras que los agresores eran protegidos por la institucionalidad del Estado, dejando a los niños en total indefensión y los delitos en impunidad absoluta.

En el Ecuador se ha incrementado exponencialmente el índice de divorcios, hoy muy pocos son los que deciden casarse y en este mismo sentido, observamos cómo se registran en el país más de 300 demandas de alimentos diarias. Esto datos nos demuestran, que estamos destruyendo el círculo afectivo de los menores. Estamos violando sus derechos a tener un familia, un padre y una madre, a conocer y desarrollarse con sus padres biológicos. Hay multitud de estudios que revelan la importancia psíquica y afectiva que representa para un menor el crecer con su padres. Al parecer estos datos carecen de importancia, ya que desde el Estado no se ha generado ningún Programa, Plan o Política Pública, para fortalecer la familia o generar un compañamiento para aquellas familias que la Constitución denomina como disgregadas. En el Ecuador no tenemos estadísticas al día sobre la infancia. Los datos sobre este grupo de la población son dispersos y en muchas ocasiones, para poder obtener información necesitamos basarnos en estudios o informes realizados En el Ecuador no tenemos estadísticas al día sobre la infancia.

Los datos sobre este grupo de la población son dispersos y en muchas ocasiones, para poder obtener información necesitamos basarnos en estudios o informes realizados por ONGs, lo cual es inadmisible pues es desde la data y las estadísticas, el punto de partida de creación de políticas públicas para este grupo tan importante de la sociedad.

Evidentemente, son muchas, muchísimas más las problemáticas que azotan a nuestros niños, niñas y adolescentes, pero sólo he mencionado unas cuantas para que reflexionemos acerca del daño y la forma en que estamos lacerando al presente y futuro del Ecuador.

Todos los Estados deben de reconocer que su primer deber es con la niñez y la adolescencia. No podemos soñar con una nación próspera, un mejor Ecuador, más justo, equitativo y productivo, sino estamos sembrando nada positivo para nuestra infancia.

En muchas ocasiones, nos quejamos de que vivimos en una sociedad violenta, en la que se matan a diario a mujeres y niños. Yo me atrevería a asegurar que la raíz de estos males se encuentra en que no estamos sembrando ni velando por los valores adecuados y necesarios.

Un país en la que los niños, niñas y sus adolescentes son los grandes ausentes en las políticas gubernamentales, es un país abocado al fracaso social y moral.

(O)

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