Explicaciones

Maríasol Pons
Guayaquil, Ecuador

Recorres el país, lees los periódicos, escuchas las noticias y confirmas por todas esas vías que la Revolución Ciudadana fue la peor catástrofe política y económica que sobrevivió Ecuador. Controló todos los poderes del estado y terminó de contaminar con la peor escala de valores.

Alianza País tiene en su lista de logros haber dilapidado la mayor cantidad de recursos provenientes de la venta de petróleo vendiendo la idea de que se repartían recursos cuando casi todas las obras del gobierno de Rafael Correa tuvieron el robo metido en la médula. Las mega obras de ingeniería no sólo que son un despropósito sino que unas están mal hechas, otras ni siquiera están hechas, pero igual costaron miles de millones. Incrementaron el tamaño del estado, años maquillaron cifras de ingresos, de crecimiento del PIB, cifras de empleo y desempleo y utilizaron toda la maquinaria del poder para crear un estado de extorsión.

¿Cuantas personas hoy tienen que salir a la calle a vender informalmente cualquier cosa para suplir las necesidades más básicas del hogar? En Guayaquil, medio millón de guayaquileños necesita facilidades para trabajar. Ver la realidad de la calle, de los barrios más vulnerables y leer que 70,000 millones de dólares es lo que costó al país en corrupción el gobierno de Correa es como no parar nunca en la construcción de un modelo educativo que permita entender mejor cuando alguien ofrece lo que no se puede entregar -demagogia-.

Hoy se discute que las cifra de crecimiento de la proforma presupuestaria no es adecuada, si la recaudación será o no la que se estima, se sabe que hay un déficit, que este gobierno aumenta rubro en sueldos y que ofrece con la derecha lo que borra con la izquierda. Ahora se sabe que pidió la renuncia general de su gabinete, que ya ratificó a dos ministros -post renuncia-. Ahora el presidente pasa de positivismo y buenismo para elevar el tono de voz y transmitir autoridad, la gente necesita percibir que alguien sabe lo que está haciendo. Esto no es un gran empresa que si quiebra significa el despido de mil familias, esto es el bienestar completo del Estado Ecuatoriano.

Hay tanta gente agazapada en la acción de este gobierno «de transición” que lo que produce es tristeza. Tristeza porque el discurso demagogo de justicia social que tanto caló en la población y fue el vehículo electoral de Rafael Correa fue siempre vacío. Si las personas extrañan la seguridad del dispendio de Correa en su momento recuerden que ese discurso encareció de manera importante la vida en Ecuador, que hoy hay miles de millones tirados sobre terrenos, que los edificios se llenan de agua porque están mal construídos, que Yachay fue un experimento lamentable y perdimos la oportunidad de potenciar la estructura que ya estaba instalada en otras universidades alrededor del país.

El gobierno actual tiene tantas cosas que explicar, pero pocos quieren escuchar.

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