Ministros van, ministros vienen

Jorge Calderón Salazar

Jorge Calderón Salazar

Guayaquil, Ecuador

A lo largo de un período de gobierno en el Ecuador, es común (aunque inadecuado) realizar cambios al interior del gabinete ministerial como parte de los nuevos bríos que busca el gobierno para enfrentar los desafíos presentes y futuros que se derivan de la situación económica heredada y la proximidad de las elecciones seccionales.  Este contexto dará la pauta de la fuerza del movimiento Alianza País de cara a las elecciones presidenciales a celebrarse en dos años.

Pero más allá de la situación política que incide en la toma de decisiones del gobierno, es necesario revisar si debe “mantenerse la tradición” de renovar el gabinete ministerial varias veces en el año. En nuestro caso, en mayo, al iniciar el segundo año de labores del Presidente Moreno, y ahora por la finalización del año, se pidió la renuncia de todos los miembros del gabinete.  Si los resultados de las elecciones no son favorables, es probable que en abril del próximo año veamos otros cambios en el gabinete.

Si bien estos cambios pueden ser positivos para que el Presidente cuente con las personas idóneas para las diferentes etapas del gobierno, la abundancia de ellos afecta la estabilidad de las instituciones y organismos relacionados a cada una de las dependencias que sufrirán la remoción de los funcionarios. Las personas que asuman la cartera de Estado laboraran con sus equipos de trabajo, realizarán cambios en las instituciones que están bajo su control que conlleva algunas semanas de trabajo para que se dé (esperemos) una transición ordenada en cada dependencia. Todo lo anterior involucra costos implícitos. En muchas ocasiones solo se piensa en los costos explícitos que representan un egreso de dinero, pero no en los ocultos, como el coste de oportunidad. Claro está que si por aspectos ajenos a lo indicado anteriormente, como casos de corrupción, arrogación de funciones, entre otros; se amerite un cambio de Ministro, el mismo debe darse.

Lo idóneo sería que la duración de los responsables de las diferentes carteras de estado sea de mayor tiempo como sucede en otros países con mayor estabilidad política. Por ello, el perfil no solo debe responder a criterios técnicos, sino que incluya un perfil político mínimo que le permita (no necesariamente garantice) una capacidad de maniobra con los diferentes sectores o grupos con los que estará relacionado desde el Ministerio o Secretaría.  Adicional a ello,  el gobierno debe tener clara la línea de trabajo. El gobierno de Moreno ha mutado desde inicios de su gestión y ahora el acercamiento a los sectores empresariales es mucho más evidente, acorde a una visión pragmática que es necesaria para superar los graves problemas del Ecuador, ese norte no debe perderse y debe en todo caso seguir alentándose.  Nunca más debe gobernarse con sectarismo ni posiciones antagónicas, tenemos demasiadas lecciones del pasado como para no aprender de ellas.

Ya empiezan a darse algunas ratificaciones, como es el caso del Ministro de Economía. Esto da señales de que mantener el manejo de la política económica más abierta, aunque si bien hay tareas pendientes esperemos sirva para brindar más tranquilidad a los mercados.  Lo que si es necesario es que el manejo de la economía se tome con más premura ciertas decisiones importantes en materia laboral, inversiones, fiscal, entre otras, pues la situación es cada vez más compleja y las formas de solución más limitadas. (O)

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