La lamentable expulsión de Almagro

Danilo Arbilla
Montevideo, Uruguay

Todo hace suponer que el Plenario del Frente Amplio, máxima autoridad del partido de Gobierno en Uruguay que se reúne este sábado 15, expulsará de sus filas al Secretario General de la OEA, Luis Almagro. Se hará por recomendación de un Tribunal de Conducta que entendió que Almagro, canciller durante la pasada presidencia de José Mujica y senador electo por el FA para el actual periodo, violó los máximos principios de su partido al manifestar que no se puede descartar una intervención militar en Venezuela, en defensa de los derechos humanos de los venezolanos.

El gobierno de izquierdas uruguayo ha sido uno de los permanentes defensores del régimen chavista, al que no ha condenado jamás por sus violaciones a los derechos humanos y civiles. En esa línea, por supuesto, tampoco ha respaldado a Almagro en sus continuas denuncias contra el gobierno de Nicolás Maduro, y solo alza la voz ahora cuando el secretario general de la organización interamericana, ante una pregunta de un periodista, admitió “la opción militar para poner fin a la dictadura de Maduro”.

El referido plenario tiene que considerar 17 propuestas de resoluciones del Tribunal de Conducta, algunas por casos de corrupción que vinculan a un senador y nada menos que al exvicepresidente de la República, Raúl Sendic, hijo del fundador del Movimiento Tupamaro, quien debió renunciar hace quince meses debido a las denuncias periodísticas y políticas contra él. Se especula que la anunciada y drástica sanción contra Almagro tendría como propósito neutralizar mediáticamente lo que se resuelva en torno a Sendic y el legislador, a quienes hasta se les podría impedir ser candidatos en las próximas elecciones del 2019.

La tesis más firme, empero, es que con esto el FA y el gobierno uruguayo le quiere hacer un nuevo favor al régimen de Maduro, con el que mantiene una extraña relación de extrema solidaridad. En más de una oportunidad la oposición ha propuesto comisiones investigadoras para asuntos específicos de negocios con Venezuela y de gente vinculada por diferentes motivos al gobierno, y éstas no han prosperado. La coalición de izquierdas que tiene mayoría parlamentaria se ha opuesto. “Con Venezuela se cuidan mucho porque debe haber mucho para investigar” me dijo un senador de la oposición.

Será o no será así, pero los expertos ya dan por hecho que si definitivamente Almagro es expulsado del FA, eso se convertirá en una “prueba” más, y bien fresca, sobre la invasión norteamericana» que el chavismo viene anunciando desde las épocas de Chávez y de cuando la OEA optaba por “mirar para otro lado”, particularmente en lo que tenía que ver con el cumplimiento y respeto a la Carta Democrática Interamericana.

Deben ser varias las explicaciones, pero lo cierto es que en el caso de Sendic, este insiste en que se postulará como candidato al senado y dice que ya pagó por su falta al renunciar y por la exposición y condena pública, además de ser procesados, en dos instancia, por la justicia uruguaya. Sendic reprocha a sus camaradas que ahora además quieran transformarlo en “chivo expiatorio” y por ello ha habido idas y venidas y todavía las hay y las habrá de aquí hasta el sábado. En el caso de Almagro, en tanto, ha sido todo lo contrario. El Tribunal de Conducta actuó de oficio tras la información periodística y juzgó y condenó a Almagro sin convocarlo, informarle y preguntarle nada. Esto fue por lo menos lo que me dijo Almagro. Le consulté, y ante mi pregunta especifica el secretario general de la OEA respondió textualmente: “el Tribunal nunca me llamo para nada. Nunca supe cuál era la acusación. Nunca se me dio vista de ninguna actuación. Como proceso fue completamente carente de garantías, lamentablemente”.

Si efectivamente fue así –y no ha trascendido otra información en contrario–, la decisión que tome del Tribunal de Conducta del partido de gobierno uruguayo dejará mucho que desear. Verdaderamente lamentable. Por más de lo que después quiera vociferar Nicolás Maduro.

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