Actitud ante todo

Version 2

Maríasol Pons
Guayaquil, Ecuador

Ante la vida, ante los desafíos, ante los éxitos y las desavenencias se necesita actitud. Es fin de año, tiempo de reflexionar, de pensar, de sopesar, de evaluar un millón de cosas que hicimos y que dejamos de hacer. Cosas que vimos, cosas que nos imaginamos. Temas que nos impactaron, que no pensamos que veríamos nunca, así también momentos preciosos que guardamos como tesoro de la vida y ante todo actitud.

Conforme pasan los años su peso se diluye, no así el aprendizaje. Cambia la perspectiva y ojalá mejore la capacidad de discernimiento. Cada año un nuevo plan dentro de una “ilusión conceptual” del tiempo concentrado en una hoja calendario que nos da la percepción de organizar y prepararnos para “nuevos tiempos”. Todo lo que tenemos es el ahora; producir viviendo el ahora y fluyendo hacia adelante, siempre con la actitud de reconocer lo efímero del tiempo y lo esencial de la humanidad para superarlo -casi- todo.

Más que otra cosa el fin de año nos da una opción de plantear lo material desde lo emocional. Siendo la emocionalidad el elemento más recurrente en casi todos los aspectos de la vida, desde el proceso de toma de decisiones de la compra de un teléfono hasta la asignación de un voto dentro de una lid electoral. La emocionalidad arraigada en una actitud que nos empuje a ser mejores, ese sería un objetivo espectacular para el 2019. Una emocionalidad que no nuble el juicio, sino que lo complemente.

Se acaba el año y toca tomar decisiones, un retahíla de propósitos que sólo lo más arduos voluntariosos lograrán cumplir y quizá el non plus ultra de los organizados. Sin duda, un viento de esperanza de que todo lo que trae el próximo año será mejor, que traerá dificultades que con mucha actitud sabremos superar.

El Ecuador está a prueba y sus ciudadanos aún más. Con actitud debemos ser frontales ante las incoherencias que se presentan, ante los errores que se nos imponen. Cerramos el 2018 con cambios y cosas por hacer, en lo político y en lo económico -por sobretodo- con la necesidad de salir de la modorra de pensar que viene una solución mágica por algún lado y que las correcciones no costarán. Terminamos con mucha gente descalificada donde tiene que estar y otros por definirse. Ni para qué juzgar porque las cosas caen por su propio peso.

La capacidad productiva de nuestro país es grande, pero no por ello se puede pretender seguir equivocándose. Habrá gente que ganó mucho en el 2018 y habrá quienes los perdieron todo, sin embargo, para todos: Actitud. Esa actitud que nos hace reconocer las oportunidades de mejorar, de cortar relaciones tóxicas, de aprender lecciones, de capacitarnos tecnológicamente, de bañarnos de paciencia ante el desconocimiento o los desaciertos de la ignorancia, actitud para reconocer que el proceso de aprendizaje no acaba nunca y que la vida está repleta de cliclos. Actitud para todos, feliz año nuevo queridos lectores.

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