«Affaire» Assange

Alberto Molina

Alberto Molina Flores
Guayaquil, Ecuador

«Todos los caminos conducen a Roma». Igual todas las noticias, todo tipo de comentarios y opiniones conducen al «caso» Assange. Son siete años que este hacker, mundialmente conocido, era y es noticia. Eran tantos los desafíos de este falso ecuatoriano que al fin «se derramó el vaso» y fue entregado a la policía del Reino Unido. Algunos comentarios dicen que el Ecuador ha violado los DD.HH. e incluso que Assange sigue siendo ecuatoriano (tamaña grosería para quienes si con orgullo somos ecuatorianos). De acuerdo a nuestras leyes hay causales de sobra para eliminar del Registro Civil (si es que consta) al hacker en mención:

La declaratoria de «acto administrativo lesivo» es un paso previo para la nulidad de la carta de naturalización de Assange, según la Ley Orgánica de Movilidad Humana. El artículo de la ley en mención señala: «Sin perjuicio de la sanción penal correspondiente, previa acción de pasividad, la autoridad de Movilidad Humana declarará nula la naturalización de una persona cuando haya sido otorgada sobre la base de ocultamiento de hechos relevantes, documentos falsos o el cometimiento de fraude a la ley en el procedimiento de concesión». (Más claro no canta un gallo).

Luego de la entrega de Assange a las autoridades, la Corte de Magistrados de Westminster, ésta le declaró culpable de violar los términos de su libertad condicional. El juez Michael Snow declaró que el fundador de Wikileaks muestra un «comportamiento de narcisista que no puede superar su propio interés egoísta». Las declaraciones del juez Snow encajan plenamente en el comportamiento de Rafael Correa, su original protector.

Ahora, que sean las autoridades del Reino Unido, siguiendo el debido proceso, las hagan lo que deban hacer con Assange, es un asunto que no nos compete, punto.

Ahora hay que establecer en el país y precisar a los responsables de este malhadado caso que nos avergüenza, comenzando con Correa, Patiño y sobre todo con la señora Ma. Fernanda Espinosa, que tiene un juicio político pendiente.

Al país, mejor dicho a todos los ecuatorianos nos costó más de 6 millones de dólares, mantenerlo a este caballero en las oficinas de nuestra embajada en Londres, que tuvo que ser acondicionada para su permanencia.

Reflexionando, creo que los desplantes, desafíos, descomedimientos, declaraciones injuriosas, contra el país y sus autoridades, Assange las calculó bien, justamente para que lo saquen y le entreguen a las autoridades y aparezca ante el mundo, como una víctima, como un héroe.

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