CPCCS

Raúl Andrade Gándara
Rochester, Estados Unidos

Resultaba obvio que la primera gestión de los nuevos integrantes del engendro iba a ser fiscalizar a los anteriores. El canibalismo que caracteriza a nuestros políticos así lo imponía. Por eso era tan importante restar legitimidad a un organismo tramposo, diseñado para encubrir las picardías de los anteriores y actuales gobernantes.

Un aprendiz preside el engendro, y sólo demuestra lo amañada que era la elección y las protervas intenciones de sus inventores. Con pujos de Torquemada, el híbrido elegido como presidente pretende convertirse en fiscal y moralista, dejando ver su frondoso rabo de paja ante el pais entero.

El sofisma de votar a ciegas por los “recomendados“ por algunos políticos no era obviamente la solución. Ni siquiera el parche. A la corta o a la larga tenía que darse esta situación. Un organismo diseñado por los correístas para controlar y proteger al poder y perpetuarse a través de componendas y amarres es por tanto un organismo que tiene que desaparecer.

No hay medias tintas ni soluciones de componenda. O tendremos esta espada de Damocles sobre la democracia. Esa es la verdadera disyuntiva. Aplaudo a quienes han seguido la propuesta de Trujillo y se preparan para pedir la desaparición del engendro. No importa quienes la capitaneen. El objetivo es el fundamental.

La democracia no podrá vivir en paz mientras estos sicarios del correísmo la torpedeen. A la verdad hay que mirarla de frente. Diez años de populismo fascista no se desmontan con una elección paniaguada. Hay que recuperar la democracia y esta es la primera batalla. Aprendamos a librarla buscando consensos y no divergencias entre quienes la proponen. Si no nos unimos por causas justas como esta estaremos sujetos a los designios de una minoría organizada y marrullera. El sendero está trazado. ¡Sigámoslo sin titubeos!

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