¿De quién es la culpa de lo que pasó en Argentina?

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Minnesota

Amanecen los politólogos desde muy temprano a buscar responsables por la pérdida de Macri. Con su lógica neosocialista, se apuran en señalar al FMI como el actor principal. Si no fuera por este organismo, Argentina sería entonces una nación pujante, llena de oportunidades, con unas cifras de bienestar similares a las de los países desarrollados.

Con tan docta explicación, no cabe ir más allá y es suficiente motivo para concluir cualquier discusión. Y es esta pomposa ignorancia, a cargo de personas sin cultura económica y atiborrados de clichés pescados a río revuelto, la que impide el desarrollo de un país.

Rápidamente han olvidado la hiperinflación, las devaluaciones galopantes, la pobreza extrema y la lógica de los atracadores peronistas. Aún no quieren distinguir entre causa y efecto. Se niegan a entender que la causa de la crisis extrema de su país es el estado obeso y deficitario, que sube los salarios en pesos y roba en dólares por la otra puerta.

Les parece horrible el ajuste, pero callan ante el despilfarro demagógico. Al fin y al cabo, el Estado no son ellos. Son los políticos. Así que robemos todos. Alguien pagará la cuenta y apagará la luz. No se detienen un instante a pensar que es el mismo pueblo que hoy pide pan el que padecerá de hambre mañana.

Cuatro décadas de peronismo torcieron las mentes de un pueblo otrora soberbio y noble. Hordas de descamisados asaltaron a su propio país ante la sonrisa complaciente del general, de Evita, del tuerto y de Cristina. Y la culpa es del FMI. Y de Macri.

Lecciones que hay que aprender. El gradual incremento de los precios no es una solución ante un país saqueado. Se requieren políticas económicas precisas y tajantes. Y sobre todo paciencia para ver resultados. El dinero no cae del cielo ni los ciclos económicos coinciden con los plazos políticos. Una crisis de décadas no se resuelve en tres años para ganar las elecciones. Se requiere de un acuerdo profundo, democrático y nacional para salir de una crisis en que todos tuvieron su responsabilidad.

Argentina ha ido por el atajo. Pagará por su irresponsable voto. Y ojalá tengan tiempo para reflexionar antes que la crisis los hunda a los niveles de Venezuela. Porque la riqueza se crea con trabajo, no con discursos. Responsabilizar a otros es un recurso que finalmente se agota frente a los resultados. Y cuando Argentina se mire al espejo, tendrá que entender que fue su pueblo quien la llevó a la ruina y no las recetas neoliberales, que entre paréntesis nunca se aplican en su totalidad por los vaivenes de la política. Hago votos por el futuro de ese gran país, maltratado por su propia gente.

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