Consolidación financiera

Eduardo Carmigniani

Guayaquil, Ecuador

En el Ecuador de hoy, por las disposiciones del Código Monetario y Financiero (COMF), están vigentes una serie de prohibiciones que, en lugar de fomentar la inversión en el sector financiero, y por ende su integración o consolidación, la entraban enormemente: 1. Quien es dueño del 6 % o más de un banco privado no puede tener el 6 % en otro banco (arts. 169 y 399, 4º). 2. Un banco privado no puede adquirir acciones de otro banco, ni siquiera como parte de un proyecto de fusión (art. 399, 1º). 3. Una cooperativa no puede ser accionista de un banco (art. 399, 3º). 4. Solo hay fusiones entre entidades del mismo sector (bancos con bancos, cooperativas con cooperativas), pero no de un banco con una cooperativa (art. 170).

Esas normas deben ser reformadas. Nada hay de irregular, sino todo lo contrario, en que un mismo grupo económico tenga más de un banco o incluso que una de estas entidades adquiera otra, para absorberla, o que un banco se fusione con una cooperativa. Todo eso favorecería la integración del sistema financiero, creando instituciones más sólidas, en beneficio de los depositantes, que es lo que en verdad al final del día importa.

La explicación es simple. Si, por ejemplo, los accionistas deciden no retirar las utilidades sino mantenerlas en el patrimonio del banco para destinarlas a proyectos de crecimiento, esos fondos pudieran ser usados no solo para capitalizar la propia entidad -ampliando su capacidad de dar crédito- sino también para comprar entidades más pequeñas y luego absorberlas.

La Superintendencia de Bancos, en un anteproyecto de reformas al COMF que circula, está en esa línea. Ha propuesto que un banco pueda adquirir acciones de otro en el marco de un proceso de fusión. Eso es plausible y es de esperar que en el proyecto final, que el Ejecutivo ha anunciado enviará la próxima semana a la Asamblea, se lo incluya. Ya es hora de que en el Ecuador, si en realidad se quiere fomentar la bancarización de la población y la inclusión financiera, se legisle abandonando la demagogia y el discurso antibanca, supuestamente “popular”.

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