Predicciones

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Durante mucho tiempo las redes sociales se inundaron sobre las predicciones de los sucesos que cambiaron el mundo y que retrataron Los Simpson, como la elección de Donald Trump, el ataque de tigre que sufireron Siegfried y Roy, videollamadas y relojes inteligentes, lentes de realidad virtual, incluso hubo un episodio donde se ve a orientales tosiendo de unas cajas para que el virus viaje a occidente, con lo que se podría comparar con lo que ocurre actualmente con el COVID-19.

Todo parecía centrarse, una vez más, en la popular serie de Matt Groening. Resulta poca la casualidad que en estos tiempos Netflix lance Un mundo feliz —una serie basada en la novela homónima de Aldous Huxley— y que sin lugar a dudas hará temblar a Black Mirror y la destronará como favorita dentro del género de ciencia ficción distópica.  

No obstante, los periodistas centraron sus ojos e hicieron comentarios cuando se analizó la popular novela del narrador norteamericano Stephen King titulada Apocalipsis publicada en Estados Unidos en 1978 y cuya versión extendida salió a la luz en 1990. King fantaseó con la idea de que una «supergripe» acabará con la población. Los efectos que producía esta pandemia en las personas era que soñaran en cosas extrañas y les producía una muerte agonizante para los que no lograban hallar refugio y eran atacados por el virus —visión tan apocalíptica como la planteada en su película titulada La rebelión de las máquinas—.

Fans se sumaron a los comunicadores y preguntaron a King sobre esta extraña, pero alucinante, “predicción” futurista. King halla refugio en decir que “Gracias a Dios, este virus (el COVID-19) no es tan malo, porque en mi novela muere el 99% de la población por esta pandemia”, dijo para una entrevista de la CNN.

La literatura ha demostrado con hechos muy relevantes sobre como el ser humano en las peores crisis saca su auténtica naturaleza. Muchos autores han puesto a personajes en condiciones apocalípticas. Por ejemplo en La carretera de Cormac McCarthy (novela con la que le fue otorgado el Premio Pulitzer en 2006) donde padre e hijo caminan por una carretera desolada y a su alrededor ven cadáveres tirados luego de que ocurriera un desastre nuclear. El hijo añora ver el mar, el que espera no se tan gris como el paraje que los acompaña. Ambos deben mantenerse vivos a costa de lo que sea.

En el caso de Stephen King, esto sí de manera meramente impredecible,  ha logrado conectar la realidad actual con Apocalipsis y por ende con su gran universo donde ocurre todo lo malo, aquel Mundo Medio donde yace La Torre Oscura. Que las pesadillas de escritores se vuelvan realidad no son hechos aislados o inverosímiles.  

Julio Verne (en pleno siglo XIX) manifestó que el hombre podrá viajar a niveles muy profundos del mar con 20.000 leguas de viaje submarino, o incluso llegar a la Luna, allí nace De la Tierra a la Luna; Orwell predijo en 1984 sobre esas dictaduras que lavan el cerebro de las personas por medio de avances tecnológicos; Ray Bradbury con Crónicas marcianas indicó que las expediciones espaciales están al alcance de la mano; Isaac Asimov con Yo, Robot fue suficientemente listo para demostrar como la inteligencia artificial suplantará a sus creadores. Esto implica que sus ficciones son de lo más apegadas a lo que es el hombre y estos narradores eran conscientes de ello. Simplemente se adelantaron a la época, no sólo porque fuera ciencia ficción, sino porque eran estudiosos del comportamiento social y sabían de qué somos capaces, es por ello que lo que escribían, en realidad, era demasiado humano.

Stephen King se suma a esta lista: creó It basado en la maldad y lo macabro que fue el asesino serial John Wayne Gacy, detalló un episodio muy catastrófico con La niebla donde extraterrestres invaden la Tierra y se ocultan en una niebla espesa (Dios quiera que esto no ocurra en mayo de este año totalmente apocalíptico) y en La cúpula pone de nuevo a sus personajes en una condición difícil, todo un pueblo es aislado por un domo invisible. Es porque para King no hay monstruo más temible que el propio ser humano (que es más perverso que los aliens, payasos sobrenaturales, duendes, vampiros, fantasmas y zombis). Nos enseñó que no hay que temer a los muertos sino a los vivos, eso es lo que implica la trama de El resplandor.

“La gente sigue saliendo y eso me llena de tristeza” prosiguió King en la entrevista. Nos damos cuenta que todo depende de nosotros. La literatura nos abrió de nuevo el camino sobre lo que debemos hacer y lo que no. Claro, el encierro puede ser muy problemático pero es tiempo de aprender de Annie Wilkes y Paul Sheldon que protagonizaron Misery o como pudo vivir en esa casa alejada Jessie, la protagonista de El juego de Gerald.

Encontremos refugio en los libros, que son capaces de enseñarnos muchas cosas de las cuales, quizá, no somos conscientes y son amigos fieles que nunca nos van a abandonar.     

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