Crónica de una muerte anunciada

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

«El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.” Así es como el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez empezó su magistral obra Crónica de una muerte anunciada en 1981. Con esas palabras no habría mejor forma para describir el Ecuador actual. Santiago Nasar, es un nacional empobrecido que muestra su representación mediante lo que implica la educación y la salud. El día que lo iban a matar comenzó cuando la corrupción lo apuntó con un fusil, es decir ese maléfico Cristo Bedoya y su hermana Margo. 

Este pequeño Nasar nació en un país que se ha alimentado del populismo, la demagogia, el engaño y la viveza criolla. Aquello a lo que se refirió Osvaldo Hurtado como La costumbre de los ecuatorianos. Seres perversos de las más retorcidas mentes ocuparon los cargos políticos de elevado poder en esta nación desde el 2007. La baja del barril de petróleo a niveles muy ínfimos (menores a cero) y ahora, a pesar de los veinte dólares con sesenta y cuatro centavos en los que se cotiza el precio a nivel internacional, es otro factor para que la economía no vaya para otro lado más que hacia abajo.

La educación pública sufrirá un recorte del 10% y las universidades han optado, como en la historia republicana de prácticamente todo el siglo XX y XXI, en salir a las calles a protestar, actualmente en tiempos de COVID-19. Los alumnos deberían mirar tras su hombro y preguntarse ¿qué es lo que ha hecho que se baje el presupuesto? ¿Era lógico que en octubre el gobierno elimine los subsidios para destinar ese dinero ahorrado al presupuesto de educación? Desde luego. Era racional apoyar dicha eliminación para que la educación no se vea afectada. Estribar la explotación del petróleo y la minería en tiempos donde la economía está atravesando crisis es primordial. Los estudiantes deben voltearse y hacer una mea culpa y mostrar sus dientes contra el movimiento más demagogo, después del de la Revolución Ciudadana, llamado CONAIE y donde Jaime Vargas ha cambiado su corona de plumas por la de un emperador —junto a sus vasallos Leonidas Iza y Pablo Dávalos— a quienes acogieron en sus instalaciones de forma irresponsable y antipatriótica.

El rector de la Universidad Central, el Dr. Fernando Sempértegui ha amenazado de manera irrisoria el cierre de la Facultad de Medicina de su institución. La mejor salida sería donar el 10% de su sueldo para apalear el faltante. Sus ingresos son de 5,345 dólares mientras que el Presidente de la República gana 5, 017 dólares y según la normativa en el sector público nadie puede ganar más que el Primer mandatario. Dr. Sempértegui, ¿por qué no pide que el personal administrativo donde igualmente el 10% del sueldo para arrimar el hombro y sacar a flote a la Universidad Central? ¿Quizá le debe cuentas a los verdeflex como Augusto Barrera con quién se tomaba fotos tan tranquilamente? ¿Por qué no dijo nada  cuando la Asamblea correísta ya había querido hacer ajustes en la educación? ¿Las alianzas entre el ex Movimiento Popular Democrático (MPD) y los de la Revolución Ciudadana, que siguen succionando dinero de la entidad universitaria como mosquitos parásitos, no le parece que podría ser la causa del problema? Quizá está usted tuerto, pero sea como sea los problemas están ahí.

El IAEN, la Universidad Central, la Escuela Politécnica Nacional y demás (por dar algunos ejemplos) invirtieron cantidades onerosas de dinero para publicar libros y pasquines a favor de la RC en lugar de invertir en docentes y mejorar las instalaciones de las distintas instituciones. Abra las bodegas, señor rector Sempértegui, donde están los textos arrumados. ¿O casualmente ya se destruyeron? El sistema de educación pública (como el de salud) se puso al servicio de una ideología y no para formar profesionales. Ya se venía anticipando un recorte para gastos infructuosos como algunos que he nombrado anteriormente.

Nunca vi a estudiantes protestar cuando la Escuela Superior Politécnica del Ejército (ESPE) fue absorbida por disposición del señor René Ramírez hacia el Ejecutivo y que desde la SENSCYT dio recursos para becarios cuyo único talento fue estar a favor del plan de gobierno y lamer los pies del dictador. ¿Coincidencias?

Dr. Fernando Sempértegui usted ha puesto en riesgo a los estudiantes —muchos muy ligados a Correa— al hacerles protestar en tiempos de pandemia y si mueren tanto usted, el señor Vargas, Dávalos e Iza deben responder por lo que suceda. Sus ideas inadecuadas han llevado  a que se dé parte de esta muerte anunciada. Ahora las quejas están de más. Muy posiblemente se dé porque las universidades públicas se acostumbraron al despilfarro durante la Década Inescrupulosa.

La salud, de igual forma fue puesta como una mera pantalla para poner al servicio de un sistema político. “Robó pero hizo hospitales” es la insignia de correístas fanáticos. ¿Qué hubiera sido del Ecuador si Correa no hubiese (saqueado) hecho las diversas casas de salud?, inquieren algunos. Pues vemos hospitales vacíos, sin equipos solo meras cáscaras y carentes de especialistas. Auténticos elefantes blancos. Casi tres mil médicos despedidos sin justificación alguna es lo que se suma a este “legado”. Hemos tenido una herencia de deudas y corrupción, es casi como el final de un relato de Agatha Christie titulado «El caso del testamento perdido» donde todos se matan por una jugosa fortuna, pero en nuestra actualidad solo unos pocos lograron hacerse con mucho dinero. Sería mejor que dicha adjudicación presentada por Rafael Correa se hubiera perdido para siempre, porque riqueza es lo último que hemos hallado.

El problema es que el Gobierno actual no quiere deshacerse de los amigos del antecesor y renovarse. ¿A qué le teme? La corrupción verdeflex sigue a flor de piel, mientras gente exhala su último aliento en las calles. Avispas asesinas dan menos miedo que los batracios en la Asamblea Nacional, en la Secretaría de Riesgos o en las gerencias de hospitales públicos y otros a cargo del Instituto de Ecuatoriano de Seguridad Social, que la frente hay más correístas de cepa.   

Ecuador, Santiago Nasar, ha mostrado estar en crisis desde hacía mucho, pero pocos entendíamos, la mayoría recién ahora se desayunan la mera verdad. Ojalá estos recortes les muestren la cruda realidad golpeándoles la cara. Ya no hay dinero y los años de despilfarro han quedado para la historia.  

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