Angustia y desconfianza

Ángel Polibio Córdova

Quito, Ecuador

Durante el CORONAVIRUS, expertos en investigación epidemiológica de varios países han aplicado encuestas probabilísticas para el cálculo de modelos de comportamiento con ecuaciones en diferencias y trazar tendencias, curvas exponenciales y estimar la duración de la pandemia. Las variables usadas son los datos de personas susceptibles, infectadas, recuperadas y fallecidas.

Los hogares son las unidades finales de observación en los cuales se selecciona aleatoriamente a las personas clasificadas por género y edad para ser entrevistadas y examinadas.  El método probabilístico no admite sustituciones porque los tamaños de muestra se calculan en conocimiento de los posibles casos de no entrevista, con lo cual se garantiza una encuesta suficiente, eficiente y representativa.

En las encuestas epidemiológicas es fundamental considerar como universo de estudio a las 24 provincias del país y aplicación de muestreo probabilístico, aleatorio y estratificado de ciudades grandes, medianas y pequeñas, identificando zonas, sectores, manzanas o viviendas dispersas de áreas urbanas y rurales y  la persona a entrevistar y examinar, según el grado de incidencia, prevalencia y condiciones previas de salud. Estas encuestas deben ser continuas, con estudios diarios del proceso de la pandemia. No son encuestas generales, ahora está en juego la vida de las personas y el futuro del país. ¡Son verificables!

Los modelos matemáticos y epidemiológicos producen curvas exponenciales de comportamiento con cambios crecientes, estacionarios o decrecientes, sin alteraciones drásticas de un período a otro, porque al haberlo reflejarían inconsistencias o defectos de las muestras.

En las encuestas del gobierno, alcaldías, universidades y otras instituciones sobre el desenvolvimiento del CORONAVIRUS en el país, se observa falta de consistencia y calidad de los datos, al punto de estructurar tendencias y curvas con cambios que van de 100 a 500, a 1000 y hasta 10.000 o más de un día a otro, los cuales, al ser poco factibles, se convierte en aberraciones estadísticas y matemáticas no aplicables para la medición de las condiciones actuales, inmediatas y futuras de la emergencia sanitaria del país.

Estas encuestas no publican la ficha técnica de rigor y tópicos claves del diseño probabilístico: ¿Dónde, cómo, cuándo se hizo, qué y a quién se entrevistó? ¿Qué universo y marco de muestra se utilizaron, qué modelos epidemiológicos y matemáticos se aplicaron y cuáles son los niveles de confianza y márgenes de error observados? Tampoco se informa sobre los expertos y su experiencia en la materia. Entonces surge la pregunta: ¿Se pueden tomar decisiones sobre el confinamiento o distanciamiento a partir de encuestas cuyos diseños se desconocen? ¿Y los semáforos se fundamentan en estudios y encuestas debidamente elaborados?  La duda es la respuesta inmediata. ¿Qué se puede venir?  Desde luego, los médicos y el personal de asistencia sanitaria merecen el máximo respeto y admiración por su labor diaria.  

Algunas apreciaciones de la población.  En la últimas encuestas probabilísticas realizadas por CEDATOS en 1372 hogares de 14 provincias del país entre el 5 y 10 de mayo de 2020, con un nivel de confianza del 95% y margen de error + / – 3%, aplicando el sistema CATI (Computer Assisted Telephone Interviewing), se  preguntó varios temas pertinentes a este análisis, con los siguientes resultados:

Cómo ve el futuro del país: va por buen camino, 4%; mal camino, 69%; no responde, 27%.

Cómo se siente respecto del futuro del país: Optimista y esperanzado: 17%; Preocupado, frustrado, incierto: 77%. No responde, 8%.

Confía en la información del gobierno sobre el CORONAVIRUS: SI, 12%; ALGO, 15%; NO CONFÍA, 73%.

Más relacionadas