Draculinos

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Del diario de Jonathan Harker:

“Cuando el conde se volteó hacia mí, sus ojos relumbraron demoníacos, y con un movimiento rápido quiso morder mi garganta.” El 26 de mayo de 1897, a las librerías londinenses llegaron los primeros ejemplares de Drácula la obra cúspide del irlandés Bram Stoker. Desde entonces, esta novela de 564 páginas no ha dejado de reeditarse y ser considerada un clásico de la literatura. Fue calificada por Oscar Wilde como «Tal vez la más bella novela de todos los tiempos». Así, este monstruo épico que vive en el castillo de los Cárpatos en la lejana Rumania, específicamente en la región de Transilvania, llena de conjuros, maldiciones y engendros, ha sido la inspiración para varios autores a lo largo de estos años y un ícono de la cultura popular. A pesar de que el siglo XIX dio paso a la creación de  varios libros fantásticos y tenebrosos, sobre todo con el Romanticismo, el siglo XXI sigue cultivando seres aterradores. El Profesor Abraham Van Helsing, Mina Harker y John Seward (añadidos a Jonathan Harker), van tejiendo la trama de Drácula con un recurso literario llamado “el intercambio de diarios”. 

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Del diario de un Ecuador sangrante:

He sido atacado por un virus inmortal e invisible, y que las noches se han vuelto de lo más silenciosas a causa del confinamiento, es el momento en el cual se escucha aullar a los lobos y los murciélagos alzan el vuelo. Parece que estoy envuelto en una pesadilla de fétidos demonios que no solo se apoderan de las tinieblas, sino que a la luz del sol me succiona la sangre. Nosferatus que sesionan con computadoras y que basta sacar la mano para tenerlos encima como sanguijuelas. El Municipio de Quito, la Asamblea Nacional, los movimientos políticos y las entidades del Estado parecen criptas abiertas donde pululan las almas en pena de aquellos que buscan justicia y desean luchar contra la bruma de la corrupción.

En eso, detrás, en medio de la ceguera del COVID-19 veo unos ojos, unos ojos rojos y resplandecientes. Unos colmillos deslumbrantes que fulguran como plata. Ah, no es nada. Creí haber visto un monstruo. Pero, la verdad no estoy seguro… En eso, entre las turbias rocas que se mueven bajo mis pies  y las lápidas de la injusticia veo que algo se mueve… ¡Dios, Santo! La vampiresa Alexandra Ocles. ¡No me hagas daño, por favor no…! 

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Del diario de Diana Salazar:

Despierto. La mañana parece tranquila. Abro mis ojos y en medio de mi habitación veo el portal a lo desconocido. Es una pantalla plana y negra. Con solo accionar un botón puedo ver qué ocurre detrás de esta realidad. No tengo más opción que percatarme de ello. Mi móvil no deja de sonar y los tweets son incesantes. Entre las altas paredes del encierro, a veces recuerdo aquel hombre que me amenazó. Ahora sé que está lejos, viviendo entre las rejas de la demencia en un ático. Pero a veces lo veo muy bien. Parece que detrás de la pantalla están sus resplandecientes ojos verdes, esa mirada diabólica y esa sonrisa guasónica que deja ver esos colmillos, que parecen rasgar el alma misma de la persona, su lengua de fuego y su porte algo intimidante. El Conde de Montecristi, así quería llamarse. Aquel al que pocos claman en la oscuridad de la ignorancia: ¡Vuelve Correa, vuelve!  Sí, ese ser demencial que con una zancada sacaba los más poderosos demonios desde adentro del propio ser humano.  

Ahora, veo a sus vástagos por doquier: Pabón, Ocles y Mendoza que sacan sus diablos y sus pistolas y gracias a ellos la corrupción verdosa pulula añadiendo los lobos pipones de los Bucaram. Vampiros custodian las cúpulas y los lobos carcomen las bases. Los códigos truculentos y manejados por los resucitados verde-flex son las mismas armas que tengo para defenderme. A veces oigo la puerta entreabrirse y allí esos ojos penetran con una luz verdosa que relumbran en la penumbra y sus garras negras y pútridas quieren acabar con lo poco que queda. ¡Pero saldré airosa de esta!     

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Del diario de Pablo Celi:

Hace tiempo que Diana va tras la pista de estos encarnecidos hijos nocturnos. Hay que andarse con cuidado. Sus sombras se alargan y han captado al Ejecutivo, al Concejo Nacional Electoral, al Legislativo y al Consejo de Participación Ciudadana. José Carlos Tuárez resultó ser, en poco, un poseído alojado en el cuerpo de un sacerdote. ¡Qué mal exorcista nos resultó! Sucumbió a los pecados de la ira, la ambición y el placer. Su cruz se dejó opacar por los engendros y ahora es uno de ellos, ¡y de los más peligrosos!

Ahora el cabildo quiteño está a merced de otro: Lenín Mantilla, el Secretario de Salud. Los malos sueños se materializan. ¿Será que el propio Jorge Yunda es otro vampiro…?

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Del diario de un narrador consternado:

Lamentablemente no sabemos quién es quién. Lobos disfrazados de corderos. Puedo contemplar esta calavera ahora, mientras cruzo la pierna sobre el sofá de mi estudio. No importa como la mire, es ciega y no tiene nariz. El ángulo es lo de menos. Esta persona tuvo que estar viva alguna vez. Al parecer sus dientes lucen humanos. No hay señal de haber sido un vampiro. Claro, ¡y yo que sé! Quizá Christopher Lee y Gary Oldman sean expertos en descubrir vampiros, ellos al fin y al cabo personificaron a uno. Hay veces que desearía ir a las mazmorras del país y ver que puedo hallar ahí abajo. Pero, no temo decirte querido lector, que tengo miedo.

Podría nunca volver y mis trastornos mentales lograrían arrebatarme la poca cordura que me queda. Puedo estar viendo fantasmas en cualquier parte. Pero, la verdad es que eso se los dejo a los profesionales. Quizá yo mismo esté a punto de cavar mi propia tumba. ¿Quién sabe?…               

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