The Economist le responde a Correa y dice que su artículo se basó en hechos

La revista The Economist respondió a las acusaciones que hiciera el sábado pasado el presidente Correa, quien afirmó que este medio miente en un artículo publicado el 28 de septiembre del 2013 sobre el caso Chevron, al afirmar que esta petrolera no es responsable de haber contaminado la Amazonía como lo denuncia el Gobierno ecuatoriano, informó Diario el Universo, citando a la revista «The Economist».

Correa emplazó a la revista a visitar Ecuador y a «meter las manos en las piscinas para que vean las manos sucias de Chevron… Que estos señores (The Economist) prueben que la contaminación la dejó Petroecuador, como dice su nota».

The Economist calificó a la respuesta de Correa como «extraordinaria» y agregó que el 5 de octubre pasado el mandatario ecuatoriano los acusó de decir mentiras descaradas y «de actuar en nombre de Chevron, que ha financiado campañas en The Economist… y que toda la humanidad debe rebelarse contra esto. Además que dos familias extranjeras de gran alcance, los Rothschild y Schroders, son accionistas de The Economist Group y de seis empresas financieras que son accionistas a la vez de Chevron».

The Economist aclaró que: Al igual que muchos fantasiosos paranoides (o los políticos que buscan una cortina de humo…), el señor Correa tiene algunas cosas de centro-derecha. Chevron es un anunciante frecuente en The Economist y en el 2007 contrató a nuestra empresa hermana, la Unidad de Inteligencia de The Economist, para proporcionar datos para una simulación de la política energética en línea.

Los Rothschild y Schroders son de hecho los accionistas minoritarios en el grupo Economist (lamentamos que el Sr. Correa considere siniestros a los extranjeros).

The Economist señala que no tiene idea que si los Rothschild y Schroders son también accionistas de Chevron. «No tienen ninguna influencia sobre nuestra cobertura de este tema o cualquier otro.»

Según la revista, el artículo publicado por ellos el pasado 28 de septiembre se basa en «hechos que parecerían ser un vacío en el universo mental del Sr. Correa».

En cuanto al pozo donde Correa metió la mano para demostrar que Chevron contaminó la Amazonía, la revista señala que «un plan elaborado en 1995 especifica parte de los trabajos de remediación ambiental que Texaco tenía que llevar a cabo. El pozo en el que el Sr. Correa mete la mano (el 17 de septiembre pasado), conocido como Aguarico 4, no es el que la empresa estaba obligada a limpiar».

Además afirma The Economist que, «documentos corporativos de Petroecuador indican un interés de larga data en Aguarico 4. El informe estadístico del  2007 muestra al Aguarico-4 como un sitio de ‘recuperación de la producción’, y su informe del 2011 se refiere al ‘reacondicionamiento de los trabajos’ para el Aguarico 4».

Concluye además que estos informes «parecen confirmar que Petroecuador tiene desde hace algún tiempo al Aguarico 4 bajo su responsabilidad. También parece negar la pretensión del Sr. Correa de que el sitio se ha descuidado desde 1986. Tal vez el señor Correa debería decirle eso a toda la humanidad».

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