Más detalles sobre la valija diplomática venezolana en Kenia

Durante meses, la noticia sacudió las esferas diplomáticas de Kenia: el 27 de julio de 2012, Olga Fonseca, embajadora venezolana en funciones en el país africano, fue encontrada asesinada en su residencia de la capital, Nairobi.

La historia ya de por sí era un cúmulo de misterios. Fonseca, de 57 años, había llegado a la región solo unos días antes para cubrir la baja del encargado de negocios Gerardo Carrillo Silva, quien ejercía de jefe de la misión diplomática venezolana y tuvo que marcharse a la carrera de Kenia el 19 de mayo. Solo unas semanas antes, tres miembros del personal de servicio (un cocinero, un chofer y un guardia) lo habían acusado de agredirlos sexualmente e intentar sodomizarlos por la fuerza.

Olga Fonseca, embajadora asesinada.
Olga Fonseca, embajadora asesinada.

Desde el primer momento, las investigaciones sobre el asesinato de la embajadora se centraron en el primer secretario de la embajada, Dwight Sagaray, y un amigo personal de este, el médico Mohammed Hassan, así como en las luchas de poder del primero con la recién llegada.

Ahora, casi un año y medio después, el caso da un giro mayúsculo. Esta semana, un testigo en la causa de asesinato abierta contra Sagaray y Hassan aseguraba en el juicio que la delegación venezolana utilizaba la valija diplomática para fines ilegales.

«Sé que la embajada utilizaba la valija diplomática para el tráfico de drogas», aseguró un exconductor de la legación, Kevin Lameck, ante el tribunal de la capital keniana.

Lameck dijo que el tráfico de drogas ocurrió durante el periodo del predecesor de Fonseca, Gerardo Carrillo Silva, y que a Sagaray nunca se le permitió tocar la valija.

En agosto del año pasado la policía keniana había anunciado ya la existencia de datos que vinculaban a funcionarios de la embajada venezolana en el país africano con el contrabando de sustancias prohibidas.

Lameck asegura, además, que la relación de la fallecida con el personal local de la embajada no era del todo buena y que ésta había amenazado con despedir a todos los miembros de la representación diplomática si no retiraban la denuncia contra Gerardo.

La noche de su muerte, Fonseca había organizado una fiesta en su residencia, a la que asistieron tanto Sagaray como Hassan. Solo unas horas después, la embajadora en funciones aparecería estrangulada con un cable. Su cuerpo había sido arrastrado al dormitorio desde el salón, según la Policía.

Las autoridades de Kenia sospechan que Fonseca fue víctima de una lucha por el control de la embajada.  En Caracas, una vocera del Ministerio del Exterior de Venezuela se rehusó a hacer comentarios sobre el señalamiento de tráfico de drogas. Habló en forma anónima porque no estaba autorizada a hablar.

El juicio debe reanudarse el próximo mes de abril.

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