Brasil puede tener un papel clave en salida a crisis venezolana

Bogotá, 14 mar (EFE).- La crisis en Venezuela sobrepasa la capacidad de los actores internos para encontrar un espacio de diálogo y tampoco las instituciones regionales han sabido hallar una salida, por lo que todas las miradas se centran ahora en Brasil, según un análisis de la organización International Crisis Group.

«Sería un desastre si, en relación a Venezuela, tenemos que esperar a un conflicto civil declarado o a un golpe de Estado para escuchar una voz mucho más firme de Brasil», señala Javier Ciurlizza, director regional de ICG, en un artículo publicado en el boletín semanal de esta ONG especializada en resolver crisis.

En el artículo titulado «Buscando una salida: América Latina y Venezuela» Ciurlizza señala que los venezolanos «están pagando» las consecuencias de las divisiones internas regionales.

«La polarización política no es exclusiva de Venezuela», según Ciurlizza, quien considera que en las diferencias existentes entre los países de la región está la clave de la «inacción» respecto al país caribeño, donde desde hace más de un mes se suceden las protestas antigubernamentales y ha habido hechos de violencia en los que han muerto 28 personas y más de 300 han resultado heridas.

El director para América Latina de ICG subraya que «no hace mucho, un impasse como éste hubiera producido una inmediata respuesta de la comunidad internacional y particularmente de organismos regionales como la Organización de Estados Americanos (OEA)», que en esta cuestión ha quedado neutralizada.

Aunque señala que no es el primer caso en el que la OEA falla, sí es el fallo «marcadamente peor».

Unos pocos años después de la aprobación de la Carta Democrática Interamericana (2001), surgieron episodios, en ocasiones violentos, en los que fueron derrocados líderes legítimos, como en Bolivia (2003 y 2005), Ecuador (2005), Honduras (2009) y Paraguay (2012), pero «fueron perdonados y olvidados».

Sin embargo, a diferencia de ahora, en todas esas situaciones los órganos políticos de las organizaciones regionales «al menos discutieron pública y vigorosamente qué hacer».

En relación con la crisis actual de Venezuela, la OEA, a petición de Panamá, se reunió dos días a puerta cerrada y solo salió «una vaga resolución en la que se mezclaba una defensa de las opiniones del Gobierno venezolano con una retórica suave acerca de la paz».

Ciurlizza indica que por lo trascendido de esa reunión se sabe que la comunidad de países americanos está dividida y que eso trajo como consecuencia un «resultado débil, que sirvió finalmente a los intereses del Gobierno de Venezuela».

A Brasil le atribuye en esa reunión la postura de intentar «impedir cualquier debate», frente a los planteamientos duros con el Gobierno de Nicolás Maduro de Panamá, Canadá y EE.UU.

Por su parte, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y algunas naciones caribeñas pretendieron una declaración de apoyo a Maduro y una condena de la violencia proveniente de la oposición, mientras Perú, México Chile y Colombia «esperaban que al final el secretario general de la OEA controlaría la situación».

Ahora Venezuela le ha pedido a Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) que tome el relevo teniendo en cuenta que el debate será mucho menos duro que en la OEA, pero las decisiones en esa organización deben ser tomadas por unanimidad, indica.

Para Ciurlizza, en este momento hay pocas opciones disponibles de evitar un mayor deterioro de la situación en Venezuela.

A su juicio, los líderes del continente deberían por lo menos ser capaces de llegar a un acuerdo sobre la necesidad básica de reanudar un «diálogo creíble» y al mismo tiempo insistir en que el Gobierno venezolano garantice la protección de los derechos humanos, lo que, a su juicio, incluye la liberación del opositor Leopoldo López y otros «presos políticos».

«Con la OEA al margen por ahora y con Venezuela buscando alternativas regionales más por su debilidad que por su fortaleza, la atención se ha centrado en Brasil», dice.

Por su tamaño, su creciente importancia y también sus lazos económicos, políticos e incluso emocionales con el chavismo, «Brasil es el mejor colocado para juntar a las partes» enfrentadas en Venezuela, pero «hasta ahora parece seria y de alguna manera inesperadamente reacio a hacer algo, al menos en publico». EFE

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