El más antiguo preso político de Venezuela, sale de la cárcel a un arresto domiciliario

Ivan Simonovis (i) besa a su esposa Bonny (d) junto a su hija, Ivana (c), a través de la ventana de su casa hoy, sábado 20 de septiembre del 2014, en la ciudad de Caracas (Venezuela), donde Simonovis, condenado a 30 años de prisión por 2 de las 19 muertes registradas durante el golpe de Estado de 2002 a Hugo Chávez, recibió esta madrugada una medida de arresto domiciliario por "razones humanitarias" y ya se encuentra en su casa. EFE/MIGUEL GUTIERREZ

CARACAS, Venezuela (AP) — Un ex jefe policial detenido, cuyo caso se ha convertido en una de las banderas de la oposición venezolana, obtuvo en la madrugada del sábado una medida de arresto domiciliario de un tribunal local para tratarse unas complicadas afecciones de salud, confirmó la esposa en su cuenta en Twitter.

«La juez de ejecución acordó otorgarle a @simonovis detención domiciliaria con apostamiento del Sebin (policía política) a fin (de) que reciba tratamiento médico», escribió Bony Pertiñez, esposa del ex comisario Iván Simonovis.

Pertiñez agregó en otro mensaje que Simonovis tiene prohibido «utilizar las redes sociales, por lo que a partir de este momento no utilizaremos más su cuenta Twitter». Tampoco podrá ofrecer declaraciones a los medios de comunicación, se informó.

Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia precisó que si bien se «acordó medida humanitaria temporal a Simonovis, una vez mejore su salud deberá regresar a su sitio de reclusión«.

En tanto, el abogado José Luis Tamayo escribió en la misma red social: «Jueza 1 Ejecución Maracay Vanina Gómez, previa solicitud de la fiscalía, acordó ayer 19 sept. medida de arresto domiciliario a Simonovis».

«Ya Iván está en su casa con su familia. Tiene apostamiento policial del Sebin y en las próximas horas será examinado por sus médicos», agregó. El jurista finalmente indicó que ahora la lucha es por la libertad de cinco policías que van a cumplir 12 años presos.

Las autoridades no entregaron de inmediato declaraciones sobre el caso.

En la residencia del ex comisario todo era tranquilidad, según pudo observar un equipo periodístico de The Associated Press. Esa tranquilidad sólo era perturbada por una decena de reporteros apostados frente a la casa, en un sector solitario de la barriada de clase media de Alta Florida.

La vivienda era custodiada por dos agentes del Sebin, que visten trajes camuflados y que llegaron en dos motocicletas.

Desde la calle del frente se podía escuchar el bullicio dentro de la vivienda amurallada, protegida por alambre de púa y un tendido eléctrico, como suelen estar las casas en esta nación suramericana azotada por la delincuencia.

Después de una larga espera por parte de los periodistas, el comisario se asomó por una de las ventanas de su casa, saludó con la mano derecha en alto y le dio un beso a su esposa.

Por su parte, el opositor Henrique Capriles, gobernador del estado de Miranda, tuiteó: «Que Dios te bendiga por siempre @bonysimonovis en unión de toda tu familia, un fuerte abrazo y muchos saludos a Iván».

Lilian Tintori, esposa del líder opositor Leopoldo López, también en prisión, escribió en un tuit: «Hoy la causa de la justicia ha logrado la liberación de @Simonovis y estamos seguros logrará su libertad plena!».

Simonovis, apresado hace nueve años, sufre varias patologías, entre ellas osteoporosis avanzada y afecciones estomacales. Su complicado estado de salud llevó a sus familiares y abogados a pedir repetidamente su liberación para tratar sus afecciones, pero por años los tribunales no habían aprobado su solicitud.

El ex secretario de seguridad de la alcaldía de Caracas fue condenado en 2009 junto con otros dos jefes policiales a 30 años de cárcel por la muerte de manifestantes pro oficialistas ocurridas durante el fallido golpe de estado en abril de 2002 contra el entonces presidente Hugo Chávez, fallecido en marzo del 2013 de cáncer.

Simonovis y su eventual salida por razones humanitarias de prisión era desde hace tiempo motivo de disputa entre la oposición, que los considera un «preso político», y el Gobierno venezolano, que no olvida que el comisario fue sentenciado por dos de las 19 muertes registradas en el golpe de 2002 y se encontraba en prisión desde noviembre de 2004.

La concesión de esa medida de prisión domiciliaria fue incluso parte de los temas de discusión en los diálogos abiertos entre ambos para superar la crisis política desatada en febrero por las protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, que en cuatro meses se cobraron, oficialmente, 43 muertos y dejaron cientos de heridos.

Pocos días después de que el nuevo secretario general de Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, asegurase que llevaría a cabo «exploraciones» para ver la voluntad de Gobierno y oposición de retomar el diálogo, la prisión domiciliaria de Simonovis elimina una de las piedras que trabaron esas conversaciones en mayo.

Entonces, la oposición dio por «congelado» el diálogo por falta de «gestos» por parte del Ejecutivo, uno de ellos, esa liberación.

«Le han impuesto una medida de arresto domiciliario por razones humanitarias para que él pueda curarse de todas sus enfermedades y pueda recibir tratamiento médico», informó hoy a Efe su abogado Jose Luis Tamayo sobre el comisario.

En la vivienda de la familia Simonovis habrá presencia de un grupo de agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) con el que tendrán que coordinar los traslados del comisario a los centros médicos para su chequeo y tratamiento.

Simonovis conoció la medida ayer por la noche y a la 1.30 de la madrugada (6.00 GMT) salía de la cárcel militar de Ramo Verde escoltado por funcionarios del Sebin.

«Realmente fue un encuentro sorpresivo, nosotros estábamos durmiendo todos en la casa y de repente él me llama diciéndome que le habían acordado esta medida humanitaria y bueno nosotros realmente en nombre de mi familia estamos muy felices», declaró la esposa de Simonovis, Bony Pertíñez a periodistas a las puertas de su casa.

«Está en un estado de salud bien deteriorado y (…) le dieron la oportunidad de recuperarse al lado de su familia que definitivamente es la única forma que él se va a mejorar», celebró.

Pero no todo fueron celebraciones y desde sectores de militantes del oficialismo, que ve las muertes de abril del 2002 como algo que no puede quedar sin justicia, se escucharon quejas, sobre todo en Tiwtter, por la salida de Simonovis de prisión.

El primer vicepresidente del Parlamento, Darío Vivas, consideró que Simonovis debería «arrepentirse» y «pedir perdón» al pueblo venezolano por sus acciones en abril de 2002.

«Él puede ahorita estar en su casa, teniendo cárcel por casa y su familia lo va a compartir. En cambio, la orden que él dio para reprimir, para colocar francotiradores en las azoteas de los edificios el 11 de abril (…) esos compatriotas que fallecieron, esos no van a tener la posibilidad», afirmó Vivas en declaraciones recogidas por el canal privado Globovisión.

No ha habido hasta el momento una valoración oficial por parte del Gobierno.

Desde primeras horas de la mañana las etiquetas «Simonovis» y «#YoSoyPuenteLlaguno» -lugar donde murieron varios de las 19 personas aquel 11 de abril- se posicionaron como primera y segunda tendencias en Twitter en Venezuela.

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