Perre Oriol: “Los medios públicos no pueden manejarse como una Dirección de Carreteras”

Pere Oriol Costa, periodista y profesor de Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona. Foto de www.20minutos.es

Barcelona.- Pere Oriol Costa es periodista y profesor emérito de Comunicación en la Universidad Autónoma de Barcelona. Como académico ha investigado la relación entre medios públicos, neoliberalismo y libertad de expresión. En 1978 fundó L’Hora de Catalunya, semanario de actualidad en lengua catalana del que fue director hasta 1988. Fue miembro del Consejo de Administración de la Radiotelevisión Pública Catalana desde 1983 hasta 1998. Es autor, entre otras obras, de “Cómo ganar elecciones”, “Tribus urbanas”, “La crisis de la televisión Pública”.

¿Qué podríamos definir cómo neoliberalismo? ¿Desde dónde se construye? ¿Qué modelo de civilización propone?

– La mejor manera de acercarnos al neoliberalismo es pensando que es una conspiración que ha sido financiada por determinadas familias y gremios desde las potencias mundiales y que tiene un objetivo muy claro: hegemonizar la cultura, globalizar mercados, proponer un modelo único de desarrollo.

– Hay algunas claves para entenderlo. Por un lado el desarrollo científico, tecnócrata y, en general, la ideología que le fundamenta se crea desde los grandes Think Tanks, de ahí salen cifras, teorías, modelos matemáticos, etc. Por otro lado, el posicionamiento de lo privado por encima de lo público es otra de las claves para entender el neoliberalismo, desprestigiar los servicios del Estado, sobredimensionar los emprendimientos privados, la empresa, lo corporativo. Por último, la deslegitimación de la potestad del Estado para regular los mercados es una clave del neoliberalismo, pregonar la idea de que éste puede auto regularse y, de esta manera, minimizar la posibilidad de crear mercados con interés social. En la actualidad el neoliberalismo se posiciona como el paradigma ideológico dominante.

¿Cuál es el rol regulatorio del Estado frente a los medios de comunicación?

– La libertad de expresión es un derecho humano garantizado, desarrollado a partir del liberalismo, legatario del renacimiento. El Estado sí tiene el derecho a regular a los medios de comunicación para garantizar que se genere una opinión pública plural y libre, en especial para garantizar que todos los grupos se sientan representados y no sólo aquellos que tienen acceso a la participación activa en los medios. Ahora, para preservar la libertad de expresión, la intervención del Estado en regulación comunicacional tiene que ser mínima pues solo así logramos garantizar la pluralidad en la construcción de la opinión pública.

– De la calidad de la regulación por parte del Estado depende el hecho de que se materialice esa pluralidad en la opinión pública, esa calidad regulatoria tiene que estar vinculada a objetivos legítimos de la sociedad con relación al proyecto de democracia que planteen. Es preciso mencionar que el panorama de emisores mediáticos ha cambiado. Los micromedios que nacen desde el internet y los canales de comunicación en redes sociales, han logrado que la ciudadanía encuentre espacios para rebatir esa opinión pública vertida desde los macro medios de comunicación.

– Una de las mayores críticas al ejercicio comunicacional dentro del modelo neoliberal es la constitución de grandes medios, con ideas preconcebidas, con limitación a la participación de actores. Esto, irremediablemente produce una pérdida de la función de la prensa pues lo que hacen es utilizar los instrumentos periodísticos para hacer un periodismo militante. Un tipo de prensa donde priman las ideas con posturas políticas e intereses económicos, un sistema que penetra las herramientas periodísticas y degenera a la información en propaganda.

¿Cómo ayudan los medios de comunicación públicos a la vigencia del derecho a la libertad de expresión? ¿Cuál es la distinción entre medios públicos y medios gubernamentales? ¿Cómo evitar cruzar esa tenue línea?

– Yo soy un defensor de los sistemas mixtos. Las televisiones públicas europeas en los años 60 son un gran ejemplo de medios de comunicación funcionales. El éxito de lo público en Europa generó el surgimiento de televisoras y medios privados que en el fondo tenían periodistas formados desde la lógica pública, lo que resultaba muy positivo. Los medios públicos en España estaban controlados por la función legislativa, por el parlamento. Ellos escogían un consejo de regulación que se volvía el canal entre la línea editorial del medio y la administración pública. A mí, por ejemplo, me eligieron para ser miembro del consejo de regulación de las televisiones y radios de Cataluña por más de 12 años. En este consejo no se obedece ni al partido, ni al Gobierno ni a ningún interés, simplemente eres un puente entre una postura y otra.

– Algo muy importante de mencionar y que me ha quedado en estos largos años de trayectoria en medios es que los medios públicos no pueden manejarse como se maneja la Dirección de Carreteras. Los medios generan opinión pública. Se construyen desde la intelectualidad, idealizan y reflejan una realidad social. Manejar medios es un ejercicio de rigor intelectual. Por eso debe existir un organismo intermedio, un consejo de elección parlamentaria o estamental, con personas de notorio respeto y prestigio en el ámbito cultural y académico.

– Los medios públicos no pueden ser equiparados a medios gubernamentales. Es una cuestión de manejo político de intereses. Lo público se asocia a un interés común que puede disentir, luchar y contrariar los poderes establecidos. Es decir, desde lo público puedo debatir con el Gobierno, con las empresas, con cualquier ámbito del poder. Esto se vuelve complejo cuando es uno de esos poderes quien se apropia de la noción de medio público, pues es el poder quien acapara el espacio de expresión ciudadana. Si se impone la voluntad de crear un buen sistema de medios y no la voluntad de usarlos para defender intereses es posible mejorar la democracia, entendida como una máxima de participación ciudadana.

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Victor Cabezas para La República.EC

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