Quejas cerca de la hora cero. Ayer, un día antes del silencio electoral, el prefecto Jimmy Jairala convocó a una catártica rueda de prensa para denunciar ante micrófonos lo que, a su juicio, ha resultado de «una campaña anormal» antes de las elecciones que definirán si La Manga del Cura pertenece a Guayas o Manabí.
Jairala, desde Guayaquil, exhibió los muchos botones de la muestra que, asegura, son parte de una campaña «que no quisiéramos llamar sucia, pero que ha tenido mucho de eso»: camionetas de municipios manabitas que reparten colchones, propaganda anticipada, centros de votación pintados con los colores manabitas, falsedades en redes sociales y rumores sobre el propio Jairala.
El prefecto ha denunciado además lo que, supone él, constituye un «uso doloso de la fe» por haber utilizado con fines políticos la imagen de uno de los sacerdotes más admirados desde la fundación de La Manga del Cura y criticó también el apoyo del arzobispo emérito de Portoviejo, José Ruiz Navas. «Me llama mentiroso», dice Jairala sobre el prelado. Y se atreve un poco más ante los micrófonos: «por mucho menos, al exarzobispo Arregui le dijeron ‘insolente recadero de la oligarquía».
Pese a todas las «anormalidades» presentadas a la prensa, el prefecto no detalló las acciones que podría considerar el Gobierno del Guayas ni ajudicó responsabilidades. En tono moderado se dirigió al Consejo Nacional Electoral (CNE) «con mucha pena» para reclamar que «no ha habido mayor control». Pero no más.
Jairala esperará los resultados en Guayaquil. Y se pronunciará el lunes. «Yo voy a dar una rueda de prensa… Sea cual fuera el resultado, ganemos o no…», explicó. (I)