Correa pregunta si una sociedad con prensa privada puede ser verdaderamente libre

Ciudad del Vaticano (Italia), 15 abr 2016.- El Presidente de la República, Rafael Correa, fue parte de la Conferencia Académica para la nueva encíclica que publicará el Papa Francisco. Foto: Mauricio Muñoz / Presidencia de la República

Ciudad del Vaticano (EFE).- El presidente del Ecuador, Rafael Correa, dijo hoy en el Vaticano que el neoliberalismo dominante en Occidente lleva al «imperio del capital» y que el «gran desafío del siglo XXI» es lograr la supremacía de las personas sobre el capital.

La oportunidad se la brindó su participación, junto con el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el candidato demócrata a las primarias de Estados Unidos, Bernie Sanders, en un simposio conmemorativo del 25 aniversario de la publicación de la encíclica «Centesimus Annus», escrita por el papa Juan Pablo II (1978-2005).

Ese documento incluyó un análisis del socialismo y el capitalismo, se conoció al final de la «Guerra Fría» y se inscribe en lo que genéricamente se conoce como la Doctrina Social de la Iglesia Católica.

En su intervención, Correa criticó con dureza que el mundo actual sea «el imperio del capital» y reconoció que «el gran desafío del siglo XXI es lograr la supremacía de las personas sobre el capital».

Aseguró que «en las democracias occidentales (…) el dominio del mercado es tal que la calidad de la democracia se mide frecuentemente por la cantidad de mercado y todo lo alejado se llama populismo».

Y puso el foco en que con frecuencia, los países occidentales critican «las democracia de Asia, África y América» con «adjetivos peyorativos» porque no se asemejan a sus sistemas.

«Sin embargo, -prosiguió- si la esencia de la democracia es que el pueblo formado e informado sea el soberano, bastaría con el apoyo social al gobierno para determinar que un país como Bolivia es mucho más democrático que cualquier otro de Europa».

Añadió que las democracias occidentales deberían «llamarse democracias mediatizadas, porque los medios de comunicación han sustituido el estado de derecho por el estado de opinión» y criticó que sean los medios los que determinen lo que importa en las sociedades.

«No importa lo que se haya propuesto en la campaña electoral, ni lo que el pueblo haya mandado en las urnas, sino lo que aprueben o desaprueben en sus titulares los medios de comunicación», condenó.

En esta línea, animó a los presentes a debatir «si una sociedad puede ser verdaderamente libre cuando la comunicación social y particularmente la información viene de negocios privados con finalidad de lucro».

En su intervención, Correa recordó que san Juan Pablo II escribió su encíclica hace 25 años, «cuando el capitalismo liberal aparecía como triunfante, es decir, un sistema basado en la propiedad privada, la libre empresa y el mecanismo de precios como asignador de recursos».

Subrayó que «el colapso del bloque soviético» permitió legitimar que se extendiera en los países desarrollados el sistema de «capitalismo liberal» y más concretamente «su expresión extrema, el neoliberalismo» que consideraba la mínima intervención del estado «como el más adecuado para el desarrollo».

Sin embargo, continuó, la realidad ha demostrado que con este sistema económico el mundo se encuentra actualmente con «niveles sin precedentes de desigualdades», que están provocando el fin de las civilizaciones modernas.

Para apoyar su tesis, citó el informe de la ONG Intermon Oxfam titulado «Una economía para el 1 %», en el que se indica que «el año 2015, 62 personas dispusieron de más riqueza de 3.600.000.000 de seres humanos».

«La historia nos muestra que para lograr la justicia y e incluso la misma eficiencia se necesitan manos bastantes visibles, se requiere de acción colectiva, de una adecuada intervención del estado con una sociedad tomando sus decisiones por medio de procesos políticos», agregó.

Durante su discurso, dedicó un espacio concreto al trabajo humano para decir que es tratado «como una mercancía más» y no como «el esfuerzo para la generación de riqueza» y «una forma vital de llenar nuestra existencia».

«No puede existir verdadera justicia social sin la supremacía del trabajo, expresado en salarios dignos, estabilidad laboral, adecuado ambiente del trabajo, seguridad social, justa repartición del producto y riquezas sociales», aseguró.

En esta línea, se mostró en contra de aquellos que defienden que «con un mercado libre» se logren «los grandes anhelos de la humanidad: libertad y justicia».

Además, hizo alusión a los paraísos fiscales para decir que son «la expresión más nociva y antiética» del mundo actual, dominado por el capital, pues son espacios en los que «el capital no tiene rostro ni responsabilidad».

Finalmente, mencionó la reciente encíclica del papa Francisco sobre medioambiente, «Laudato Sí», para hacer un llamamiento a las empresas para que generen tecnología y ciencia y «protejan el medio ambiente» y no se guíen solo por la competitividad del mercado.

«La emergencia ecológica planetaria exige un tratado mundial que exija a las tecnologías que protejan el medioambiente», subrayó. EFE (I)

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