Daule, el primer cantón en pasar a amarillo, es el segundo más contagiado de coronavirus

Daule, foto publidada por el diario público El Telégrafo en febrero de 2018.

Ecuador comenzó el período de reactivación tras 52 días de cuarentena, si bien el presidente Lenín Moreno sigue entrampado con los gobiernos locales al haberles cedido el derecho de decisión sobre el proceso.

El primero en anunciar su regreso a la normalidad fue el municipio de Daule, junto a Guayaquil, la zona más castigada por la pandemia del coronavirus en Ecuador.

«El alcalde de Daule y presidente del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Cantonal, Wilson Cañizares, junto a representantes de este organismo resolvió que desde el martes 12 de mayo rige el cambio de color de semáforo rojo a amarillo», anunció este viernes el municipio por redes sociales.

SEGUNDO CANTON MÁS CONTAMINADO DE GUAYAS

Una decisión que ha sorprendido porque se trata de una de las zonas más afectadas por el virus, y se esperaba que antes lo hicieran municipios de otras provincias mucho más limpios.

Daule, de unos 130.000 habitantes, se encuentra al norte de Guayaquil, y es la cuarta ciudad más grande y poblada de la provincia de Guayas, la «Wuhan ecuatoriana».

Y durante la crisis de marzo y abril ha sido el segundo cantón de esa provincia que ha reportado más casos de contagio.

«Recuerden ustedes que en amarillo solo se permite el transporte urbano e interparroquial, no el intercantonal, y son precisamente los negocios informales los que están pidiendo a gritos trabajar porque no están comiendo», se justificó el regidor por redes sociales.

Ecuador, uno de los países del mundo que per cápita ha sufrido los embates del coronavirus con más fiereza, con casi 29.000 casos confirmados (después de limpiar casos duplicados) y más de 3.000 muertos, según las cifras oficiales del COE, ideó el sistema de «semaforización» para que cada uno de los 221 cantones que componen el país pudiera seguir su propia velocidad hacia la normalización. El Registro Civil, en cambio, muestra que en los últimos dos meses, han muerto diez mil personas más que lo normal.

EL GOBIERNO FRUSTRADO

Una normalización que debió comenzar el lunes, si bien ninguno de los cantones, para sorpresa del Gobierno, quiso cambiar la luz de su semáforo.

«Señores alcaldes, hemos dejado en sus manos la decisión de pasar del semáforo rojo al amarillo o al verde. El plazo para recibir sus propuestas venció el 4 de mayo. Hago un llamado a los 221 alcaldes del país: abran la economía, ábranla con responsabilidad, no podemos cerrar los ojos frente a la realidad», se quejó Moreno el jueves en un mensaje por cadena nacional.

Con cierta decepción, quizás con la frustración de haber dejado la decisión en manos de los regidores, Moreno les instó a «enfrentar otro desafío», el de «cuidar el empleo y la productividad».

«Tomen decisiones, no pueden permitir que la economía funcione clandestina e informalmente. Eso es irresponsable con respecto al futuro del país», agregó.

Y aseguró que Ecuador debe «aprender» el ejemplo de otros países desarrollados que lo están haciendo «sin descuidar la salud».

CURVA ESTABILIZADA

La reactivación de la economía parece crucial en un país que desde antes de la pandemia estaba en una situación financiera crítica, y que depende de las ayudas externas para poder financiarse.

Y es que la titánica deuda que arrastra del anterior gobierno, la paralización económica desde el 16 de marzo, y la fuerte caída de los precios del petróleo, han sido una «tormenta perfecta» para acabar de corroer los cimientos de la economía ecuatoriana.

En su cadena nacional del jueves, Moreno anunció que el país había recibido, o iba a recibir, 1.400 millones de ayudas para reactivar la economía nacional, pero que para ello había que comenzar a cambiar el semáforo.

Ello, toda vez que la curva de contagios tiene una «tendencia a la estabilización», en palabras del ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos.

En una rueda de prensa este viernes, el ministro aseguró que, según las proyecciones, se observa que la curva de la epidemia ya se ha aplanado.

Pero aun así, muchos alcaldes temen que la reapertura, con un tráfico descontrolado en las carreteras y gente deambulando por las calles, conduzca a un segundo brote, o lo que es peor aún, a una repetición de las imágenes que se vivieron en Guayas, con miles de contagios, hospitales desbordados y cientos de cadáveres en calles y domicilios.

SE EMPIEZA A CONSTRUIR

Por el momento, y con las manos atadas, el Gobierno informó este viernes que en el sector de la construcción comienza a verse una ligera reactivación, «siempre acatando los lineamientos establecidos por el COE Nacional»: uso de equipos tecnificados, mascarillas, gel desinfectante y hasta chequeos médicos diarios.

Así por lo menos se está ejecutando en la amazónica Napo la edificación del malecón de Puerto Napo, según un comunicado oficial.

También hay cierta reactivación en las provincias de Azuay y Morona Santiago, ambas en el sur.

En el polo opuesto, la capital Quito, cuyo alcalde, Jorge Yunda, médico de profesión, es uno de los más reacios a cualquier levantamiento de restricciones por el tamaño de la ciudad y el alto riesgo que correrían sus tres millones de habitantes en caso de un brote de rápida propagación.

Las estadísticas de la capital hablan de 1.867 casos confirmados, el 93 por ciento de todos los casos en la provincia de Pichincha, donde se han realizado 8.114 pruebas, se han descartado 4.187 y quedan aun bajo sospecha otros 1.939. EFE

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