Al Vaticano le preocupa el conflicto religioso en Ecuador

El Vaticano está preocupado por el conflicto entre los seguidores de un modelo de Iglesia social y otro jerárquico en una provincia de Ecuador y busca nombrar un obispo permanente que tranquilice a los fieles, según dijo el delegado pontificio, Ángel Polivio Sánchez.

El próximo sábado, los partidarios de los Carmelitas de los Pies Descalzos saldrán a las calles para reclamar que Roma escoja a un obispo que mantenga la Iglesia social y comunitaria establecida en la provincia amazónica de Sucumbíos, en la frontera con Colombia, manifestó el padre diocesano Édgar Pinos.

Polivio Sánchez, a cargo de la provincia de forma temporal, explicó que la semana pasada viajó hasta el Vaticano para presentar un informe sobre la situación y aseguró que «la preocupación de la Santa Sede es que se vuelva a la tranquilidad y la normalidad de la vida eclesial».

Las diferencias surgieron el año pasado, cuando se jubiló el obispo Gonzalo López Marañón, de los Carmelitas, y el Vaticano puso como sustituto a Rafael Ibarguren, de los Heraldos del Evangelio, lo que, según Pinos, afectó «al trabajo social y popular con las comunidades», porque la visión de los recién llegados era un modelo de Iglesia jerárquico.

Los Heraldos arribaron a la provincia amazónica en octubre de 2010 y, desde entonces, seguidores de ambas posturas viven enfrentados, por lo que el Vaticano decidió expulsar a ambas ordenes y en marzo nombró a Polivio Sánchez como delegado pontificio temporal.

Ahora, dijo Sánchez, el Vaticano pidió información sobre este caso para «poder tomar una decisión» y «dar una respuesta y una solución de cierta permanencia» a la provincia.

Por su parte, Pinos destacó que la manifestación del sábado, a la que espera que acudan entre 3.000 y 4.000 personas, «se hace con la oportunidad de que en Roma se están tomando decisiones sobre el vicariato de Sucumbíos».

El sacerdote relató que el motivo de la marcha es pedir una solución definitiva, pues, según dijo, la decisión de designar a Ibarguren fue «un error», dado que él «no era un obispo, era un administrador» por lo que «no podía llevar la diócesis», mientras que luego vino el delegado papal que sólo cumple «determinados encargos y no puede llevar el vicariato en todas sus funciones».

Para Pinos, la designación de un obispo definitivo es esencial para ayudar a la «reconciliación, que es urgente», pero éste deberá ser un sacerdote que «tenga una línea de pastor con su pueblo y un mínimo de respeto a la tradición y al proceso eclesial» de Sucumbíos.

Por su parte, el movimiento carismático, afín a los Heraldos, mantiene que los Carmelitas representan sólo la parte social de la Iglesia y «se olvidan» de la espiritual.

Polivio Sánchez señaló que «sin duda hay distanciamiento y discordia» entre las dos posturas, pese a que la situación, cree, mejoró con su llegada, porque él no pertenece a ninguna orden, por lo que el Vaticano lo eligió como una persona neutra para mediar la situación.

El obispo también consideró que para volver a la normalidad «se requiere de un proceso de reconciliación profundo», para lo que, a su juicio, es necesario mucho tiempo y que la Iglesia de la provincia se adecúe a los nuevos tiempos.

«No se puede seguir manteniendo un proceso eclesial que se inició hace 40 años y que se ha vivido durante 40 años de la misma manera. La situación del momento, las circunstancias que vive el mundo globalizado exigen que la Iglesia también vaya dando respuestas a las circunstancias actuales», sentenció.

Sin embargo, Luis Yanza, miembro del Frente de Defensa de la Amazonía, otro de los grupos que organiza la manifestación, recordó que Jesús era una persona cercana al pueblo y que vivía con él, por lo que espera que en Sucumbíos haya un obispo de las mismas características.

Yanza aseveró que los Heraldos dividieron la provincia al no respetar un modelo eclesiástico «social, participativo y no excluyente de las comunidades, que se construyó durante 40 años».

Yanza destacó que los Carmelitas no sólo fueron una orden cercana al pueblo, sino que también levantaron un orfanato y el club de fútbol donde se inició Antonio Valencia, jugador del Manchester United. Ahora espera que el papa ponga «un obispo titular y definitivo» que entienda a la Iglesia de Sucumbíos, según dijo. EFE

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