Ecuador quiere erradicar este año el trabajo infantil en mataderos

El ministro de Relaciones Laborales, Francisco Vacas, señaló este jueves que Ecuador tiene el reto de erradicar este año el trabajo infantil en los mataderos, después de que el año pasado cumpliera su objetivo de apartar a los niños de los vertederos.

Vacas señaló a la prensa que actualmente hay 230.000 menores trabajando en Ecuador de los 5 a los 17 años, pero en el país la prohibición de trabajar es para los menores de 15, que en Ecuador ronda los 75.000.

El ministro, quien realizó estas declaraciones a la salida de la inauguración del «IV Encuentro Internacional contra el Trabajo Infantil: Un camino hacia la Conferencia Mundial del 2013», explicó que las políticas del Gobierno consisten en poder sacar a los niños de los puestos de trabajos más peligrosos, por lo que en 2010 inició una campaña para erradicar el trabajo infantil en los basureros.

Dentro de esta línea, Vacas destacó que «la meta del país» es erradicar hasta diciembre de este año el empleo de los niños de los mataderos, mientras que la regional es acabar con el trabajo infantil en América en 2016.

Vacas dijo que lo importante es hacer un «seguimiento permanente» de los niños que hayan salido de sus puestos de trabajo, para ver si siguen sus estudios y con la finalidad de que no vuelvan a los vertederos.

Para esto, se trabaja con la familia «porque la pobreza obliga que el menor salga a trabajar», para lo que se dan bonos a los padres para que los niños no salgan a trabajar.

Maria Agusta Proaño, directora de la Fundación Telefónica Ecuador, entidad organizadora del acto de hoy, explicó que esta institución cuenta con el programa «pro niño», que tiene como una de sus finalidades sacar a los niños del mundo laboral y en el país están atendiendo a 43.000 menores.

Proaño, quien destacó la importancia de las alianzas públicas privadas para crear redes y combatir el trabajo infantil, relató que en Ecuador, entre otros, hay niños que trabajan en la pesca, en la minería o en las calles.

«Cada una de esas modalidades demanda una metodología específica, pero que lo que se trata de hacer es tener una relación directa con la familia y un seguimiento del niño», resaltó.

Proaño aseguró que existen estudios que revelan que muchas veces el aporte económico que realiza el niño al hogar es pequeño, pero que «lo significativo es el no gasto que tiene que hacer la familia al no llevar el niño de la escuela».

Uno de estos menores que la Fundación Telefónica sacó de las calles es Raúl Mosquera, quien desde los 6 años hasta los 15 trabajó en diferentes empleos como limpiar automóviles, vendiendo hielo o haciendo tareas domésticas.

Mosquera destacó que en su caso trabajaba porque le gustaba, poder realizar un aporte en casa y pagarse los estudios, pues por la mañana iba a la escuela y por las tardes se empleaba.

Desde los 15 años empezó a recibir ayuda económica de la Fundación Telefónica y capacitaciones, por lo que dejó de trabajar y ahora se dedica solamente a estudiar en la universidad, donde cursa Diseño Gráfico.

El joven reconoce que en la calle vivió «momentos difíciles y peligrosos», sobre todo, cuando limpiaba automóviles, porque los adultos le apartaban violentamente del vehículo, alguna vez le pegaron e incluso otras hasta le robaron el dinero.

Por su parte, Jenny Falcón desde pequeña ayudó a su padre en un bar karaoke de día, en el que servía cervezas o pelaba papas, y recuerda con nostalgia que alguna vez hubiera preferido «quedarse leyendo en casa o acabar sus deberes».

Falcón, quien tiene un hijo de 9 años, siguió unos cursos de informática y ahora estudia Administración de Empresas. EFE

* Foto: Agencia Andes

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