El aeropuerto «Mariscal Sucre» de Quito cerró sus operaciones en la terminal enclavada en el norte de la ciudad, entre la nostalgia y el alivio de sus vecinos que desde mañana verán trasladar el ruido de los aviones a la nueva terminal situada en un valle aledaño de la capital.
«Nos da nostalgia, sobre todo a los viejos, porque le vimos nacer y hoy le vemos irse», dijo a Efe José Fierro, uno de los cientos de quiteños que se dirigieron ayer en la tarde y noche a la cabecera sur del aeropuerto para despedir el último vuelo efectuado desde ese aeródromo.
Algunos incluso derramaron lágrimas cuando se apagaron las luces de alumbrado nocturno de la pista del aeropuerto, casi veinte minutos después del despegue del vuelo de la aerolínea nacional Tame, con destino a Guayaquil, que fue la última operación.
Como estaba previsto, ese vuelo despegó a las 18h55 hora local (23h55 GMT), escoltado por los camiones de bomberos y ambulancias, que acompañaron a la aeronave por la posta de rodamiento hasta la cabecera sur, donde tomó el último impulso para partir.
«Es una pena, toda la vida hemos vivido siempre cerca del aeropuerto y esto es algo un poquito doloroso», añadió Fierro que también mostró alivio porque con el aeropuerto también se irá el ruido ensordecedor de los aviones.
«Son nuevo tiempos y es necesario también que haya cambios, cueste lo que cueste», agregó Fierro que acudió anoche a la cabecera sur del aeropuerto con su esposa, hijo y nieto.
Otro de los vecinos dijo sentirse «emocionado» cuando se encendieron unos fuegos pirotécnicos en el medio de la pista del aeropuerto, como despedida de las operaciones.
El aeropuerto ha sido «parte de nuestras vidas y de la historia del país», agregó mientras se apresuraba a tomarse unas fotografías con su familia con el fondo de la oscura pista y por delante la fila de automóviles que iban despacio por la avenida que circunvala el aeropuerto.
A un costado, en un sector de la alambrada que protege el aeródromo, unos operarios usaban maquinas para desmantelar una valla de hierro instalada ahí como monumento y que simboliza la masiva salida de emigrantes ecuatorianos al exterior después de la crisis financiera de 1999.
«Se la va a desmantelar para enviarla a una reparación, para que vuelva acá mismo» y forme parte del gran parque que se prevé instalar sobre el espacio que ocupó el aeropuerto, dijo a Efe uno de los operarios.
El Municipio de Quito prevé convertir al aeropuerto en un gran espacio verde que incluirá un lago y que será destinado para el esparcimiento de los ciudadanos.
Mientras los ciudadanos despedían su terminal aérea, personal de la empresa Quiport, encargada de la administración aeroportuaria de la ciudad, apresuraba sus quehaceres para concluir el traslado de las infraestructuras hacia el nuevo aeródromo ubicado en la zona de Tababela, a unos 18 kilómetros al este de la ciudad.
El nuevo aeropuerto, que mantendrá el nombre de «Mariscal Sucre», fue inaugurado esta mañana en una ceremonia especial en la que participó el presidente del país, Rafael Correa, y el alcalde de Quito, Augusto Barrera.
El moderno aeródromo, que tendrá la pista más grande de América Latina (4.100 metros), según su Ayuntamiento, relevará al viejo que sirvió a la ciudad desde el año 1960. EFE
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