Miles esperan la segunda fumata

La impresionante procesión de los cardenales electores desde la capilla Paulina a la Capilla Sixtina y el cierre de sus puertas ha venido seguida de una avalancha de gente en la Plaza de San Pedro para ver en vivo y en directo las «fumatas» que anunciarán el instante que sea elegido un nuevo Papa.

El día se presentó desapacible y la lluvia arreció a primeras horas de la tarde cuando los 115 cardenales electores juraron en latín lo establecido en la Constitución Apostólica «Universi Dominici Gregis» para la elección del sucesor de Pedro.

Y una vez pronunciado por el Maestro de Celebraciones Litúrgicas el «Extra Omnes» (todos fuera) y cerradas las puertas de la capilla más bella del mundo, italianos y forasteros se han lanzado a la plaza de San Pedro desafiando a la lluvia y al frío húmedo romano.

Grupos con paraguas, personas solas, monjas de dos en dos, parejas, estudiantes, familias, turistas y romanos han ido llenando la plaza a medida que oscurecía.

«La fumata será negra, pero no deja de ser un día histórico porque se trata de un pontífice que renuncia», comentaba el estudiante de «Erasmus» Diego Jerez de Madrid, de 21 años.

Si a Diego le parecía interesante que el papa fuera de África porque «es el continente que más lo necesita», a su compañera Marta Asín, de 23, le resulta que Europa «está más necesitada de valores porque es más egoísta, más individualista y el relativismo campa por sus respetos».

Dos monjas se han acercado a la plaza a rezar, a acompañar a los cardenales reunidos en cónclave.

Sor Jimena, argentina y Esclava de Cristo afirma que aunque sea el Espíritu Santo quien decida quien será el papa, «la reforma de la Iglesia es necesaria y es mejor que sea un papa no italiano para que actúe con libertad, porque si es de dentro tendrá presión».

«El papa tiene que ser una persona que tenga un buen Gobierno, experiencia pastoral, que sea abierto, cercano, que sepa hablar, formular las cosas, buscamos al hombre perfecto y no existe», comenta sonriendo.

Para Sor Jimena el camino de la incorporación de la mujer a la Iglesia ya está abierto puesto que en Suramérica la mujer se hace cargo de temas de la parroquia, de la catequesis, de las sacristías.

«Es en España y en Italia donde nos hemos encontrado con una Iglesia más cerrada y con más perjuicios a ese respecto», puntualiza.

El hermano Diego Hernández recuerda la talla intelectual y moral de Benedicto XVI, pero se entristece por su renuncia porque «el aspecto paternal que debe durar hasta el final, se ha perdido».

Pocos son los que se atreven a pronunciar un nombre de un cardenal para ser papa y la mayoría evoca al Espíritu Santo o a un «hombre santo y de Gobierno que reforme la Curia», como dice Diego Hernández.

No fue el caso de la brasileña Regina Sanette, amiga desde hace 35 años del cardenal brasileño Odilo Pedro Scherer, considerado «papable», y «una persona seria, humilde, buena y tolerante que ha trabajado mucho por la Iglesia».

Los debates de los periódicos de las supuestas corrientes internas en la Iglesia no parecen hacer mella en la gente.

Para el mexicano Arturo López, de 41 años, «la elección de un papa no es un tema político, es ante todo una visión de fe. Están eligiendo al representante de la Iglesia y también al jefe de todos los cristianos católicos».

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