La misericordia es capaz de salvar al mundo, dice Francisco

CIUDAD DEL VATICANO — El papa Francisco se dio el domingo un baño de multitudes ante unas 300.000 personas en el rezo de su primer Angelus, en el que dijo a los fieles que misericordia es capaz de cambiar al mundo, que Dios «jamás se cansa» de perdonar a los hombres y que si Dios no perdonara el mundo «no existiría».

Recordó que el evangelio de este domingo presenta el episodio de la mujer adúltera a la que Jesús salva de la condena a muerte y dijo que «impresiona» escuchar las palabras de Cristo.

«En Él no vemos palabras de desprecio, ni de condena, solo de amor, de misericordia. Le dice, vete y no peques más. Esa es la cara de Dios, la de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia», afirmó el pontífice.

Francisco preguntó a los fieles: ¿»habéis pensado en la paciencia de Dios, la que tiene con cada uno de nosotros?, esa es su misericordia, siempre tiene paciencia, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si vamos a Él con el corazón arrepentido».

San Pedro.

En su línea sencilla, de pastor, contó que ha leído un libro del cardenal alemán Walter Kasper sobre misericordiay que le había hecho mucho bien. Sonriendo y bromeando precisó: «no penséis que hago publicidad de los libros de mis cardenales».

«Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y mas justo», subrayó.

Francisco recordó que en 1992 fue llevada la Virgen de Fátima a Buenos Aires y que estaba confesando cuando se le acercó una anciana de más de 80 años y que él le dijo: «abuela, pero si usted no tiene pecados», a lo que le respondió: «todos tenemos pecados».

El le dijo, ¿y si el Señor entonces no se los perdona», a lo que la mujer respondió: «El Señor perdona a todos, si el señor no perdonase todo el mundo no existiría», lo que le dejó admirado de la anciana.

«No olvidemos esta frase, Dios jamás se cansa de perdonar, jamás. El problema es que los hombres nos cansamos de pedirle perdón».

El pontífice, que rompió con la tradición al improvisar en lugar de leer un texto escrito, cautivó a la multitud al iniciar sus palabras con un sencillo «fratelli e sorelle, buon giorno» (hermanos y hermanas, buenos días) y culminar con un buon pranzo» (buen provecho). También se apartó de la tradición al hablar solamente en italiano en lugar de saludar en varios idiomas a los fieles, que lo despidieron con risas y aplausos.

Decenas de miles de personas lo saludaron desde la plaza de San Pedro del Vaticano. Banderas argentinas y de otros países latinoamericanos se hicieron notar con especial intensidad.

Francisco volvió a pedir a los fieles que recen por él. El primer papa latinoamericano de la historia parece haber sido muy bien acogido entre los católicos. En la plaza se podían leer pancartas, como «Francisco eres la primavera de la Iglesia».

Horas antes del Angelus, Francisco se saltó el protocolo y apareció por sorpresa en las inmediaciones de la plaza de San Pedro, para sorpresa de fieles y curiosos que lo recibieron con aplausos y vítores. Francisco saludó a las personas que asistieron a la misa, estrechó manos, los besó, acarició y besó a niños. Para todos tuvo unas palabras de aliento y les pidió que recen por él. Todo en un ambiente de extrema cordialidad.

San Pedro.

En el estilo informal, habló con el jefe de seguridad y le indicó que quería saludar a dos sacerdotes, a quienes abrazó cariñosamente.

Antes del ángelus, ofició misa en la parroquia de Santa Ana, en el Vaticano, en cuya homilía dijo que el gran mensaje de Dios es la misericordia y que Jesús no ha venido al mundo por los justos, sino por los pecadores.

«También nosotros somos como ese pueblo que de una parte nos gustar escuchar a Jesús, pero a otra parte nos gustar criticar a los otros, condenar a los otros. El mensaje de Jesús es la misericordia», afirmó.

El papa Bergoglio agregó: «lo digo humildemente, el mensaje más fuerte del Señor es la misericordia».

Se refirió a la parábola del fariseo ante el altar, cuando agradecía no ser como los otros, como el publicano y dijo que si somos así «no conocemos el corazón del Señor, y jamás tendremos la alegría de conocer esa misericordia».

Concluida la misa, el papa presentó a los fieles a un sacerdote de Uruguay, Gonzalo, presidente del Liceo Jubilar Juan Pablo II, que trabaja en la recuperación de niños de la calle y su integración en la sociedad y en el mundo del trabajo.

Francisco se reunirá mañana con la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, en la residencia de Santa Marta, donde se aloja en estos días, un día antes de que oficie la misa de inicio de pontificado, a la que asistirán delegaciones oficiales de 150 países y se espera más de un millón de fieles.

El encuentro con Cristina Fernández, con la que almorzará, es considerado por el Vaticano como un «gesto de cortesía y afecto» hacia la jefa de Estado y al pueblo argentino, de donde procede el pontífice.

* Con textos de AP y EFE. Foto EFE/EPA/MAURIZIO BRAMBATTI

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