Este es el ecuatoriano asesinado en el tiroteo de Hialeah

Carlos Gavilanes, de 33 años, de origen ecuatoriano, iba caminando junto a su hijo de nueve, hacia su complejo de apartamentos cuando fue alcanzado por uno de los disparos que Pedro Vargas, un cubano de 40 años hizo desde el edificio de enfrente, en donde mató a otras cinco personas, entre la medianoche del viernes y la madrugada del sábado, en Hialeah, estado de la Florida en Estados Unidos.

Esta es la historia de Gavilanes, según la ha contado el diario El Nuevo Herald, de Miami.

“¡Corre! ¡Corre! ¡Corre!” le gritó Gavilanes a su hijo Carlos, de 9 años, según la madre del niño y novia de Gavilanes, Jennifer Kharrazian. Una bala ya había dado en la puerta principal del edificio en 1480 West y 46 Street, dijo Kharrazian. Gavilanes, que regresaba de su trabajo, había recogido a su hijo de su práctica de box y lo llevaba a casa.

Una vez que se dio cuenta que lo habían baleado, Gavilanes, comenzó a dar tropezones, tratando de caminar por el pasillo, dijo su hijo a Kharrazian. Entonces Gavilanes cayó al piso.

Carlos Gavilanes. Foto El Nuevo Herald.
Carlos Gavilanes. Foto El Nuevo Herald.

“Mi hijo gritaba su nombre, y se cayó, y mi hijo estaba sobre su cadáver”, dijo Kharrrazian, con la cara llena de lágrimas.

Kharrazian bajó las escaleras corriendo desde su apartamento, dijo ella, gritando que llamaran a los paramédicos. Dos vecinos trataron de revivir a Gavilanes, dándole resucitación cardiopulmonar. Cuando finalmente llegaron los paramédicos, ellos trataron de revivir a Gavilanes, dijo Kharrazian.

“Murió”, dijo Kharrazian. “Simplemente estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado”.

Con el asesino todavía suelto, la policía no dejó que Kharrazian saliera del edificio para encontrarse con su suegra, quien se había dirigido rápidamente hacia Hialeah después de recibir una angustiosa llamada de Kharrazian después del tiroteo. Kharrazian estuvo por horas, casi hasta las 2 a.m., en un baño sin ventanas en su apartamento con el hijo de la pareja y una niña de 2 años, Victoria.

Gavilanes, quien provenía de una familia ecuatoriana, creció en Nueva York. Se mudó a Miami hace 11 años, dijo Kharrazian, después de conocerla a través de amigos mutuos en South Beach y enamorarse. Interesado en la moda, Gavilanes vendía zapatos en Nordstrom, y estaba aprendiendo la venta al por menor después de comenzar como un mayorista, dijo Kharrazian.

La pareja no se había casado, pero en una entrevista con The Miami Herald, ella se refirió a él como su esposo. Igual lo hizo la madre de Gavilanes, Cynthia Ontiveros, de Pembroke Pines.

Gavilanes planeaba comenzar en agosto su propio negocio de zapatos con su padre, dijo Kharrazian. La joven familia tenía planificado mudarse pronto de Hialeah.

“Ellos se iban a mudar, Dios mediante, a Pembroke Pines”, dijo Ontiveros.

Entonces agregó: “Una muerte tan sin sentido”.

 

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