Actriz iraní se expone a 50 latigazos por dar un beso en Cannes

Teherán, 19 may (EFE).- Los besos en la mejilla al director del festival de Cannes y un atuendo no enteramente conforme con el estricto código de vestimenta islámica le han supuesto a la actriz Leila Hatamí severas críticas en Irán, donde algunos han entendido su comportamiento como insuficientemente recatado.

Un grupo de estudiantes vinculados a los Hermanos y Hermanas Musulmanes, ha pedido a la (oficina) de Cultura y Medios de la Justicia que «levante cargos contra Leila Hatami por su pecaminoso acto de besar a un extraño en público, que de acuerdo con el artículo 638 de la Justicia Criminal islámica conlleva a una sentencia de prisión«. Y agregan en su comunicado que la actitud de la actriz «daña los sentimientos religiosos (…) y se demanda el castigo por flagelación tal como estipula la ley«.

El viceministro de Cultura y Orientación Islámica, Hosein Nushabadí, ha afirmado que Hatamí se condujo «de forma inapropiada», con «falta de consideración por los valores de la sociedad» y «en violación de las creencias religiosas», informó hoy la agencia de noticias parlamentaria iraní ICANA.

«La aparición inapropiada de mujeres iraníes fuera del país y en particular la de artistas respetados por el público no puede ser aceptada por iraníes nacionalistas y por aquellos que aman Irán», declaró Nushabadí.

Según el viceministro, «la mujer iraní, sea o no artista, siempre ha sido símbolo de la virtud y la modestia», por lo que «apariciones inapropiadas como la que tuvo lugar recientemente en el festival de Cannes no están en línea con las creencias religiosas».

Hatamí, protagonista de la oscarizada «Una Separación» del director iraní Ashghar Fahardí, acudió a la alfombra roja con un atuendo que en Occidente se consideraría enormemente pudoroso: un traje crema de chaqueta con manga larga, una amplia y larga falda, que no marcaba sus formas y una boina que cubría parte de su cabello.

Sin embargo, la falda no tapaba hasta los tobillos (aunque estos estaban cuidadosamente cubiertos por unas densas medias blancas) y el cuello y parte de su pelo eran perfectamente visibles, algo no permitido a las mujeres en Irán.

Además, a su llegada a la alfombra roja Hatamí saludó al director del festival, el crítico y director de cine francés Guilles Jacob, con dos besos en las mejillas, algo que en Irán está solo permitido entre parientes cercanos y en el entorno privado, pero nunca con alguien ajeno a la familia y en público.

De hecho, en el país es poco habitual que los hombres saluden a las mujeres siquiera con un apretón de manos, en general, se limitan a hacer un gesto amable bajando la cabeza o a colocarse la mano derecha sobre el corazón.

Otra de las voces críticas ha sido la de la secretaria del Comité Cultural del Parlamento, Laleh Eftejarí, que el sábado instó al Ministerio de Cultura a tomar medidas respecto a las «artistas que minan el estatus de las mujeres iraníes» fuera del país.

«Las mujeres que han utilizado las facilidades de la Administración de la República Islámica para alcanzar destrezas artísticas, no deberían abusar de esos servicios para minar la reputación» del país, aseguró la diputada.

Según ella, «se debe responder con seriedad a las artistas que no observan el recato iraní e islámico».

La aparición de Hatamí en Cannes y la polémica que ha levantado sigue a varias manifestaciones de grupos radicales en Teherán que exigen al Gobierno y la Policía mayores esfuerzos para hacer cumplir a las mujeres el código de vestimenta islámico y llevar lo que denominan «un buen hiyab».

Cada año, con la llegada de la primavera, las mujeres menos conservadoras relajan su interpretación de lo que consideran un hiyab (velo islámico) adecuado y acortan el pañuelo que tapa su cabello, las mangas y el largo de sus amplias camisas y sus pantalones. EFE

El momento en que Leila Hatami besa al presidente del Festival de Cannes.
El momento en que Leila Hatami besa al presidente del Festival de Cannes.

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