NUEVA DELHI, India (AP) — Miles de personas furiosas por lo que consideran falta de acción policial, marcharon el sábado para exigir que las autoridades detengan a los responsables de que una niña de seis años fuera violada en una escuela del sur de India.
Más de 4.000 padres y familiares de niños que estudian en la escuela en Bangalore, el núcleo tecnológico indio, gritaron consignas contra la administración del centro escolar y exigieron que la policía detenga a los implicados en la agresión del 2 de julio, del que se informó apenas esta semana.
Los manifestantes portaban pancartas que decían: «Ya es suficiente» y «Queremos justicia«, y caminaron más de 4 kilómetros (2 millas) hasta una de las principales comisarías de Bangalore.
La policía dijo que la niña fue agredida cuando salió de su salón de clase para ir al baño. Agregó que la menor se recupera del incidente, pero no dio más detalles.
La violación ha planteado dudas sobre la seguridad de los escolares indios y ha despertado la indignación nacional por la violencia sexual rampante contra niñas y mujeres. La escuela se ha negado a asumir la responsabilidad por el ataque.
Legisladores molestos llevaron el tema del incidente a la asamblea estatal el viernes y exigieron que el gobierno del estado de Karnataka, del que Bangalore es la capital, castigue al director de la escuela y a otros administradores que presuntamente trataron de minimizar el ataque.
Los padres han dicho que van a alejar a sus hijos de la escuela hasta que se adopten medidas para garantizar su seguridad.
La policía dijo que ocho empleados de la escuela han sido detenidos para ser interrogados. Los manifestantes acamparon frente a una comisaría y se negaron a moverse hasta que el jefe de la policía de la ciudad les aseguró que se arrestaría a sospechosos.
Según las estadísticas oficiales, cerca de 25.000 violaciones se cometen cada año en India, un país de 1,2 millones de personas. Los activistas, sin embargo, dicen que el número es apenas un pequeño porcentaje del número real, ya que las víctimas a menudo son presionadas por la familia o la policía para que no denuncien las agresiones sexuales.