Dos jóvenes cóndores emprenden la «aventura» de la libertad en Ecuador

«Huayra», un cóndor macho de cinco años, y su hermana «Killary», de tres, abandonaron hoy su cautiverio en el Zoo de Guayllabamba, en Quito, y emprendieron una apasionante «aventura» que culminará, si todo va bien, con su liberación en el páramo ecuatoriano dentro de unos tres meses.

Científicos y técnicos iniciaron hoy un proceso para liberar, por primera vez en Ecuador, a cóndores criados en cautividad y destinados a aumentar la población silvestre de estas aves, que embellecerán con su majestuoso planeo el cielo de la provincia de Imbabura (norte).

Los cóndores están en situación de peligro crítico por su escaso número en Ecuador y son tratados con extremo cuidado, por lo que este programa de liberación será progresivo para resguardarlos del estrés, que podría reducir sus defensas y exponerlos a enfermedades.

Por eso ni siquiera los periodistas pudieron verlos hoy, cuando fueron trasladados a la Fundación Galo Plaza Lasso, en Zuleta, donde se desarrollará la primera fase del programa, en el que están involucrados el Ministerio de Ambiente, la Fundación Zoológica de Ecuador y el Zoológico de Quito.

Tales fueron las precauciones que apenas se mostró una imagen en vivo de «Killary» en el interior de la caja en la que viajaba, proyectada en la pantalla de un teléfono celular.

Y es que en otros países suramericanos, como Argentina o Chile, la población de cóndores es de miles de ejemplares, pero en Ecuador apenas se contabilizan 50, dijo el director del zoo, Juan Manuel Carrión.

Es un número reducido, pero viable, pues en los últimos años se han detectado cinco nidos activos, aunque también se han contabilizado «cinco asesinatos», agregó el experto, al incidir sobre la necesidad de intensificar las campañas educativas y las labores de concienciación para preservar los ejemplares de esta especie.

El cóndor «es un símbolo de nuestra identidad», comentó el también director de la fundación, quien subrayó que existen registros de décadas pasadas de centenares de ejemplares y comentó que en otras épocas incluso se organizaban cacerías que mermaron gravemente la población.

Con todas las precauciones, dentro de unos receptáculos adecuados a sus dimensiones, «Huayra» y «Killary» fueron trasladados hoy a su nuevo destino, donde permanecerán durante varias semanas en un recinto cerrado, aunque amplio, en el que no tendrán contacto visual con seres humanos.

Durante ese tiempo comenzarán a adaptarse a los cambios: pasarán del clima del valle interandino seco al frío del páramo bajo y también deberán acostumbrarse a una nueva forma de alimentación.

Deberán «aprender a buscar su alimento» y no consumirán ya los «delicatessen» que recibían en el zoo, que serán sustituidos por terneros muertos cada cuatro o cinco días, explicó Carrión.

Los cóndores, que miden entre un metro y un metro y medio de alto, si bien con las alas extendidas abarcan hasta tres metros, convivirán en ese lugar con «Rucu», un macho adulto que les enseñará algunas «pautas» básicas para desenvolverse en su nueva vida.

«Probablemente este macho sea el primero en comer y ellos tengan que ir aprendiendo que su turno es después», explicó el responsable del zoo.

Un mes y medio o dos meses después, si todo va según lo previsto, dejarán ese lugar y pasarán a otro en la parte alta del páramo. Aún seguirán tras una malla, pero tendrán a la vista el paisaje que, semanas después, será su hogar.

El proceso completo pude durar entre tres y seis meses y, al cabo de ese tiempo, si todo se ha desarrollado como se desea, los jóvenes cóndores quedarán libres para volar a sus anchas sobre la región andina.

Con todo, la liberación no supone el éxito completo, que dependerá de la respuesta de los animales a su nueva vida, por lo que las posibilidades de éxito real podrían situarse en un 50 %, según el experto.

Y es que podrían decidir no volar, o caer en situaciones de riesgo e incluso ser cazados, reconoció Carrión, quien confió, no obstante, en el éxito del proyecto para que la población de cóndores silvestres pase de 50 a 52 individuos.

El subsecretario de Patrimonio del Ministerio de Ambiente, Christian Terán, calificó de «hito histórico» el momento y destacó el trabajo de su cartera para desarrollar proyectos de conservación de especies y también de integración al hábitat natural, como este. EFE [I]

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