«Vivir supone ensuciarse los pies», dice el papa a presos en EEUU

El papa Francisco durante su visita al Curran Fromhold Correctional Facility, en Filadelfia, el 27 de septiembre de 2015. EFE

Filadelfia (EEUU), 27 sep (EFE).- Cuando el papa Francisco habló hoy de reinserción en una prisión de Filadelfia lo hizo en español, pero los duros muros del penal no entendieron al argentino. No por el idioma, sino porque en EEUU el sistema penal gira en torno al castigo y la reclusión de culpables en saturados recintos.

«No nos dan una segunda oportunidad, no trabajan duro para ello. Simplemente estamos encerrados. No creo que hagan las cosas que deben para darnos la oportunidad de rehabilitarnos», dijo a Efe Steve Corson, recluido desde hace algo más de un año en la prisión de Curran-Fromhold, que visitó hoy el papa Francisco.

En su apasionante encuentro con los presos, en un gimnasio del pena, el pontífice argentino lamentó la existencia de sistemas penitenciarios que no ayudan a la reinserción de los presos, «que no buscan curar llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades».

Según Corson, en las cárceles de EEUU nadie ayuda a superar la adicción a las drogas o al alcohol y tampoco se ofrece educación para evitar el peligroso triángulo de pobreza, encarcelamiento y analfabetismo que lleva a tantos exconvictos a delinquir y reingresar en prisión.

«Lo primero que voy a hacer cuando salga es abrazar a mi hijo. Echo de menos a mi familia, voy a trabajar duro y volver a la iglesia (…). El papa me ha dado esperanza. No estaba yendo a la iglesia y creo que voy a ir a la iglesia. Rezo por la misericordia», dijo Corson, que tras la visita del papa volvió a su celda.

Después de su feliz encuentro con el santo padre, Chemarris Rodríguez, de 37 años y condenada por tráfico de drogas, también volvió a sentarse entre las cuatro paredes de su cubículo a dejar pasar el tiempo entre los barrotes.

Para esta mujer, con tres nietas y que antes de ingresar en prisión hace siete meses vivía en la calle, la parte más conmovedora del mensaje del papa llegó cuando Jorge Mario Bergoglio recordó la escena del Evangelio en la que Jesús lava los pies a sus discípulos en la «Última Cena».

«Vivir supone ‘ensuciarse los pies’ por los caminos polvorientos de la vida y de la historia. Todos tenemos necesidad de ser purificados, de ser lavados. Todos, yo el primero», destacó Francisco, el primer papa que ha elegido a presos para hacer este rito, que practicaron antes otros papas, pero nunca a reos.

El mensaje de Francisco llegó en un momento crucial para las cárceles de EEUU, cuyo rumbo quiere cambiar el presidente Barack Obama y un grupo de congresistas demócratas y republicanos que impulsan una reforma penal para ofrecer una mejor vida a los exconvictos, reducir los niveles de reincidencia y ahorrar dinero al Gobierno.

Con 2,2 millones de personas entre rejas, Estados Unidos tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo, cuatro veces mayor que la de China y superior a la de los 35 países europeos más importantes juntos, según datos de la Casa Blanca.

El objetivo de esta reforma penal es, además, influir en las vidas de las comunidades y familias de las 700.000 personas que cada año salen de la cárcel.

«Es muy estresante no tener a mi marido en casa. Mis niños me preguntan: ‘¿cuándo?, ¿cuándo va a volver papá?’ Y yo no lo sé. Lo que más me angustia es que no puedo darles una respuesta», contó a Efe Jessica Torres, de 26 años y que hoy fue con su hija Naturelle, de 8 años, a la cárcel para apoyar a su marido.

Los congresistas y Obama no tienen mucho tiempo para impulsar su proyecto de reforma penal en el Congreso, el único con poder para cambiar las cárceles y que se ha convertido en un hervidero de tensiones ante la llegada de las elecciones presidenciales de 2016.

Por si las dificultades políticas no fueran pocas, tendrán también que esquivar el poder de las dos compañías carcelarias privadas más importantes el país, GEO y Corrections Corporation of America, que ingresan miles de millones de dólares de beneficios al año gracias a las largas y duras condenas que reciben los reos.

El papa Francisco abogó el jueves en el Congreso de Estados Unidos por la «abolición mundial de la pena de muerte» y hoy, con su defensa de la reinserción de los presos, cuestionó las bases de un sistema penal sordo durante años al dolor y deseo de cambio de sus millones de presos. EFE

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