Obama sobre tiroteo en clínica de Colorado: «Basta ya»

John Suthers, alcalde de Colorado Springs, Colorado, hace declaraciones a la prensa bajo una ligera caída de nieve después del ataque a tiros en el interior de una clínica de Planned Parenthood en la ciudad, el viernes 27 de noviembre de 2015. (AP Foto/David Zalubowski)

 

COLORADO SPRINGS, Colorado, EE.UU. (AP) — El presidente Barack Obama dijo el sábado que el ataque a disparos en una clínica para el control de la natalidad y el aborto en Colorado, que dejó tres muertos, entre ellas un policía, muestran la necesidad urgente «de hacer algo acerca de la fácil accesibilidad a las armas de guerra» por parte de «personas que no tienen nada qué hacer portándolas».

«Basta ya», dijo Obama en un comunicado un día después de que un hombre armado mató a tres personas en una clínica de la organización Planned Parenthood en Colorado Springs. Otras nueve resultaron heridas.

Obama dijo que aunque se desconocen los motivos del tirador, está claro que «más estadounidenses y sus familias han sido obligados a sentir miedo». Eso, agregó el mandatario, «no es normal. No podemos permitir que se vuelva normal».

Añadió que si «esto realmente nos preocupa, si vamos a ofrecer nuestros pésames y oraciones de nuevo, y Dios sabe cuántas veces, con una conciencia verdaderamente limpia», entonces Estados Unidos debe hacer más difícil el que una persona consiga un arma.

Momentos antes, la policía identificó al presunto autor del ataque como Robert Lewis Dear, de North Carolina. El hombre, de 1,9 metros (6 pies y 4 pulgadas) fue detenido el viernes después de un tiroteo y un punto muerto de varias horas. Los registros de la cárcel indican que Dear deberá comparecer en la corte el lunes.

No hubo otros detalles sobre el sospechoso por el momento, incluso si tenía alguna conexión con Planned Parenthood, una organización de clínicas comunitarias que proporcionan información y asistencia para el control de la natalidad y el aborto, y enfermedades de transmisión sexual.

Dear fue detenido el viernes horas después de abrir fuego en la clínica, donde enfrentó a tiros a la policía durante horas.

Entre los tres fallecidos en la masacre había un policía del campus Colorado Springs, de la Universidad de Colorado, según la policía. Otros dos civiles perdieron la vida y nueve personas más, cinco de ellos policías, resultaron heridos.

En un comunicado, Planned Parenthood dijo que desconocía todas las circunstancias o motivos detrás del ataque, o si la organización era el objetivo.

Por varias horas, los disparos de un arma larga fueron el único indicio para la policía de que el atacante continuaba dentro del edificio, según Buckley. Los agentes finalmente establecieron comunicación verbal con el hombre y lo convencieron de que se rindiera, agregó.

Imágenes del periódico The Denver Post mostraron a un hombre alto con camiseta blanca al que se llevaban los policías mientras la nieve caía durante la noche helada.

Superada la amenaza, las autoridades voltearon su atención a inspeccionar los objetos no especificados que el agresor había dejado afuera del edificio y otros con los que ingresó en el lugar, todos en bolsas.

El departamento de policía del campus de Colorado Springs, perteneciente a la Universidad de Colorado, identificó al agente caído como Garrett Swasey, de 44 años y con seis de experiencia en el cargo. Además lideraba la iglesia Hope Chapel, en el norte de Colorado Springs.

Swasey y su esposa tenían un hijo y una hija, según la página web de la iglesia, que alabó su fe.

No se conocían detalles sobre los otros dos muertos en el ataque y la policía dijo que los nueve heridos estaban en buen estado.

Cuando se escucharon los disparos, las personas que estaban dentro de la clínica corrieron en busca de refugio. Jennifer Motolinia se escondió detrás de una mesa dentro de la clínica y telefoneó a su hermano, Joan, quien dijo haber escuchado disparos en el fondo.

«Me decía que me hiciera cargo de sus bebés porque podría suceder que la mataran», declaró Joan Motolinia en referencia a su hermana, madre de tres niños.

Joan Motolinia se dirigió a toda prisa a la clínica, pero para su frustración una valla de la policía le impidió acercarse al lugar.

«Sin duda había personas que disparaban. Escuché disparos. Había una balacera. Ella estaba tranquila, intentaba esconderse de esas personas», agregó.

El tiroteo del viernes ocurrió a menos de 10 kilómetros (seis millas) de la calle donde un hombre abrió fuego y mató a dos personas antes de que lo abatiera la policía en un tiroteo el día de Halloween.

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