Indígenas aún sufren esclavitud en Guatemala, denuncia la CIDH

Sacerdotes mayas colocan flores para una ceremonia en la zona arqueológica de Iximche, en Tecpan, Guatemala, el jueves 20 de diciembre de 2012. Aunque el calendario maya ha derivado en que muchas personas crean que el mundo se acabará el viernes 21, pocos descendientes de los mayas comparten esa idea (AP Foto/Moisés Castillo)

Guatemala (EFE).- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció hoy de que en Guatemala continúan existiendo «formas contemporáneas de esclavitud» sobre la población indígena, que tienen como fin la explotación económica.

«La situación laboral de las personas indígenas continúa siendo sumamente preocupante al encontrarse sujetas a diversas formas de explotación», como el «trabajo forzado» o la «explotación servil», señaló la CIDH en un informe presentado este lunes en Guatemala y al que tuvo acceso Efe.

De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria 2008, citada en el análisis, en el país hay unas 5.043 unidades productivas agrícolas en las que permanecen las «colonias de peones» o «mozos colones»: familias y comunidades que sobrevivieron generación tras generación en una finca para servir a los «patronos» por «míseros» salarios.

El racismo y la discriminación que sufren los pueblos originarios se observa, por ejemplo, en la falta de regulación y protección de los derechos humanos conforme a los estándares internacionales, la falta de acceso a los servicios básicos de educación, sanidad y alimentación y las condiciones laborales desiguales.

Cerca de tres millones de guatemaltecos carecen de acceso al agua potable y aproximadamente seis millones no tienen acceso a servicios de saneamiento mejorado. En la educación, solo cuatro de cada diez niños y niñas que empiezan acaban el ciclo, pero en las áreas rurales, según el documento, la situación es peor pues los niños indígenas van tres años a los colegios, las niñas uno.

La seguridad alimentaria de los menores de edad indígenas también es «sumamente grave». La desnutrición crónica afecta a ocho de cada diez de los menores indígenas, lo que impacta, de manera irreversible, en sus capacidades de aprendizaje, productividad, desarrollo y salud.

Las mujeres indígenas, en una sociedad marcada por un fuerte machismo y patriarcado, son, junto a los menores de edad, el colectivo más discriminado y un tercio de las que conviven con un hombre sufre violencia intrafamiliar.

Todas estas situaciones colocan a los indígenas en una situación de «pobreza y pobreza extrema» y son consecuencia de la negativa que ha manifestado el Estado de Guatemala a reconocer el «genocidio que sufrió el pueblo maya durante el conflicto armado interno» (1960-1996).

Los Acuerdos de Paz firmados en 1996 pusieron fin a la guerra y se convirtieron en una «oportunidad histórica» para superar el pasado y hacer justicia, sin embargo «la mayor parte de las graves violaciones a los derechos humanos» cometidas durante esa época están aún impunes.

«Es por ello que la CIDH insta a que se retome en la agenda del Estado la implementación de los Acuerdos de Paz», por que el Estado tiene que «cumplir, mediante acciones decididas por parte de todas las instituciones públicas» con estos preceptos.

La CIDH, organismo autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), afirmó que el Estado de Derecho en Guatemala solo se podrá consolidar cuando estos sectores «históricamente excluidos», que en el país centroamericano constituyen al menos el 41 % de la población, logren una participación más igualitaria en la sociedad y en la toma de decisiones. EFE (I)

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