Portoviejo, devastada. Reportan 235 muertos en todo el país

Porotoviejo, la mañana del 17 de abril de 2016, tras el terremoto 7.8 que asoló Ecuador la noche del 16 de abril. API / JUAN CEVALLOS.

QUITO, Ecuador (AP) — Miles de personas se afanaban el domingo, muchas sin más herramientas que sus manos, por localizar a sus seres queridos entre los escombros de Portoviejo en medio de desgarradoras escenas de dolor, tras un potente terremoto de 7,8 grados en la costa central de Ecuador.

La zona central de esta ciudad, antes próspera y llena de comercio, ha quedado prácticamente en el suelo.

La gobernación de Manabí informó que unos 180 presos de la cárcel estatal El Rodeo, cerca de Portoviejo, fugaron la noche del sábado de ese recinto aprovechando que se cayó una pared como efecto del potente terremoto, aunque unos 20 de ellos ya han sido recapturados en la tarde, precisó.

«Por Dios, ¡ayúdenme a encontrar a mi familia enterrada bajo escombros!», suplicaba este domingo frente a las ruinas de un edificio de cuatro pisos, al sur de Portoviejo, Manuel Quijije, de 27 años. Su hermano mayor, Junior (29), quedó enterrado en una montaña de hierros retorcidos y escombros junto a su cuñada y su sobrino.

Manuel se amaneció al pie de este edificio junto a sus familiares. Con sus manos intentaban sacar los cuerpos.

«Alcanzamos a ver sus brazos y piernas. Son ellos, están enterrados, pero la Policía nos ha sacado (echado). Dicen que corremos peligro porque puede caerse el resto del lugar. No tenemos miedo. Tenemos desesperación, queremos sacar a nuestra familia», gritaba entre lágrimas Manuel.

Portoviejo es una ciudad devastada. Con una población que supera los 300 mil habitantes, la capital de la provincia costera de Manabí es una de las más afectadas por el terremoto que azotó Ecuador el pasado sábado. Las calles están llenas de personas que cargan ataúdes y otros que buscan funerarias, para las exequias de sus muertos.

Carlos Bravo es uno de ellos.

Con el ataúd en el hombro, este hombre de 74 años va de prisa para poner allí a su hijo Yandri, de 45. «Se le cayó el techo de la casa encima. Estaba descansando. También murió mi nieto, de 15 años. Esto parece la guerra. Nunca había visto a Portoviejo así».

En la calle Pedro Gual, en el centro financiero y comercial de Portoviejo, Luis Véliz, de 24 años, usaba una viga de hierro para remover lo que ha quedado del hotel Cabrera.

«Dentro trabaja mi primo Alexander. No aparece. Él debe estar aquí. Y no lo encontramos. ¡Qué las autoridades hagan algo! Que nos ayuden urgentemente. Nadie viene a remover estas casas y edificios caídos. Puede haber gente viva. ¡Ayuda, por favor!», reclamada este domingo Luis Véliz bañado en llanto.

Este mediodía del domingo en otro hotel de Portoviejo, llamado El Gato, la Policía sacó dos cadáveres de día turistas cuyos nombres y nacionalidad aún se desconocen. Estaban hospedados en el último piso del hotel. AP fue testigo de este rescate. En ese mismo hotel, según las autoridades, hay cuatro personas más enterradas entre escombros.

Abajo de ese hotel AP también presenció cómo de un carro sacaban dos cuerpos más sin vida.

«Esto es muy triste. ¡Hay muertos por todos lados! No sabemos la magnitud de esta tragedia», aseguró el sargento Abdón Mena, un policía que daba seguridad en el centro de Portoviejo.

La mayoría de construcciones de la avenida Pedro Gual, en el corazón financiero y comercial de Portoviejo (capital de la provincia costera de Manabí, la tercera en población del Ecuador), han colapsado entre ellas el hotel Cabrera. Hasta esta hora se desconoce si hay personas atrapadas en el lugar.

Más adelante, en la misma zona, hay edificios totalmente derrumbados: de bancos, de entidades gubernamentales como el Consejo Nacional de Telecomunicaciones e incluso en el Instituto de Seguridad Social que abarcaba una manzana.

Hasta aquí llegó Jaime Ugalde, editor de El Diario, el periódico más importante de Manabí, solo para constatar personalmente los daños en la ciudad donde vive hace 35 años.

«Es una imagen desgarradora, no lo puedo creer, no queda nada en pie, voy a regresar a mi casa, abrazar a mi esposa y dos hijos. Hemos tenido suerte . nosotros estamos sanos», dijo Ugalde.

Las autoridades confirmaron el domingo que el número de fallecidos subió a 235 mientras que un organismo de seguridad señaló que se han contabilizado 1.557 heridos.

La noche del sábado se produjo un potente terremoto de 7.8 grados en la costa central de Ecuador que ha dejado severos daños en las poblaciones de Pedernales, Portoviejo y Manta.

El gobierno declaró estado de excepción horas antes el domingo, después de este terremoto, el más fuerte que golpea al país en varias décadas.

Dejó además de amplios daños materiales en la mayor parte de las poblaciones de la provincia de Manabí, en Guayaquil, la capital y otras ciudades importantes.

El epicentro del terremoto se produjo en una zona de puertos pesqueros y playas turísticas, 170 kilómetros (105 millas) al nordeste de la capital, Quito.

En Pedernales se registra una generalizada destrucción de las casas y edificios, la mayor parte de ellos de no más de cuatro o cinco pisos mientras la población, la policía y organismos de seguridad se empeñan en rescatar de los escombros a heridos y sobrevivientes.

Las autoridades anunciaron el despliegue de 10.000 miembros de las Fuerzas Armadas, así como 3.500 policías, para asistir en las tareas de rescate y mantener el orden público. También se enviaron 200 bomberos a Pedernales y 300 a Manabí, según un comunicado de la Secretaría de Gestión de Riesgos.

El Servicio Geológico de Estados Unidos situó el epicentro del sismo a una profundidad de 19 km (11,8 millas), 27 kilómetros (16 millas) al sur-sureste de Muisne, Ecuador.

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Por ALLEN PANCHANA, Associated Press. El periodista de The Associated Press Gonzalo Solano en Quito, Ecuador, contribuyó a este despacho.

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