Consulta médica en la calles de un Pedernales destruido

2016-04-24-QUITO-ECUADOR. Los Damnificados de la comunidad Cabo San Francisco en Muisne reciben donaciones. APIFOTO/JUAN RUIZ

Pedernales (Ecuador), (EFE).- El doctor Marcelo Puma no se lo pensó dos veces: cuando las sacudidas del terremoto cesaron se puso manos a la obra y poco después tenía instalado su consultorio en plena calle de Pedernales (noroeste de Ecuador), donde lleva atendiendo heridos desde los instantes posteriores al terremoto.

«Toda la ciudad está destruida, mi consultorio está a punto de colapsar. La necesidad me ha obligado, en vista de tantas personas que hay con dolor por el traumatismo, a dar atención en la calle y a organizar a la comunidad de mi sector», dijo el médico generalista a Efe.

En la acera, aunque parezca increíble, con el apoyo de otros tres doctores, el veterano facultativo no deja de prestar servicio a pesar de la dificultad, pues las circunstancias obligan.

«Es muy penoso pero es necesario, la gente necesita urgentemente tratamiento antinflamatorio, porque muchos tienen dolores. Se les ha derrumbado sus casas y han sufrido golpes contusos», comenta, y añade que «hay que hacerlo hoy, no podemos hacerlo mañana».

El especialista, quien combina la asistencia médica con la distribución de raciones alimenticias, indicó que en una jornada él y su grupo distribuyeron entre 400 y 500 dotaciones.

El doctor explica algunas de las dificultades que supone un empeño como el que lidera y cuenta que tuvo que hacer gestiones para recibir, desde Quito, los equipos necesarios para disponer de un generador con el que poder tener luz eléctrica.

Esas dificultades se vencen con muchas ganas, con el apoyo de mucha gente y ante la urgencia del momento, pues los vecinos acudieron a pedir ayuda poco después del suceso, una serie de prolongados temblores que zarandearon con fuertes sacudidas la población y estremecieron a sus pobladores.

«Como somos conocidos de la comunidad, en primera instancia vinieron acá», relató el médico, con veinte años de experiencia, más de cinco de ellos en servicios de emergencias.

Y al referirse al temblor y sus efectos, asegura que nunca había visto algo tan devastador. «Jamás. Una destrucción de un pueblo tan exagerada ni en una guerra», comenta.

El movimiento telúrico le sorprendió en el centro médico y fue algo «difícil de imaginar, lo primero que hicimos fue salvaguardar la integridad física de mi familia. A lo que salimos de la casa nos dimos cuenta de que todo había desaparecido» y de que los edificios «estaba bajo escombros», rememoró.

El también médico legista utiliza adjetivos como «desolador» y expresiones como «imagen dantesca» y describe el sismo como «terrorífico, inimaginable».

«Yo no he vivido esa experiencia jamás, y uno como médico tiene un poco de capacidad de reacción … pero créame que en ese momento no hay valientes», solo importa «salvaguardar la integridad de uno, en mi caso también la de mi familia, cosa que por suerte hemos logrado y eso ha sido lo más importante para mi», opinó Puma.

Tras la furiosa arremetida de la tierra, el doctor y sus colaboradores entraron de nuevo en el centro de salud, retiraron sus equipos y se instalaron en la calle. El centro médico quedó en pie, pero ante el riesgo de desplome quedó inhabilitado.

Días después del suceso, mientras los habitantes de Pedernales lloran a sus seres queridos y la ayuda humanitaria se canaliza por las provincias afectadas, la atención del doctor Puma sigue en la calle, y él se suma a las peticiones de ayuda, como tantos ecuatorianos.

«Pedernales es un pueblo devastado, que no tiene absolutamente nada; antes no tenía y hoy tiene menos de lo que tenia antes», señala el doctor, quien pide «que las grandes empresas y las personas (de organizaciones) internacionales nos ayuden».

El especialista expresó su deseo de que «toda la ayuda sea bien canalizada a través de los medios estatales» y se pregunta «si toda la destrucción que existe en este pueblo, en corto tiempo, se pueda restablecer».

Concede que, para ello «hay que darles tiempo (a las autoridades) pero también hay que hacer las cosas importantes». EFE (I)

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