Minería a cielo abierto: ilusión de oro, riesgo de contaminación

Protesta de la Asamblea "Jachal No se toca" el pasado mes de julio en Buenos Aires para exigir el cumplimiento de la Ley de Glaciares y, por ende, el cierre y remediación de la mina. Dpa

Buenos Aires (dpa) – «Para el consumo usamos agua envasada, a los niños no los dejamos tomar las bebidas que les preparan en la escuela con agua de red. Y cuando nos bañamos, nos damos una ducha muy breve y apenas caliente». Así resume Claudia Alcucero la vida diaria en la pequeña localidad de Jáchal, en el oeste de Argentina y a los pies de la mina de oro Veladero que por segunda vez en un año sufrió un derrame de agua cianurada.

La fiebre del oro, traducida a megaproyectos de minería a cielo abierto, es hoy un negocio multimillonario para empresas y gobiernos, pero también una pesadilla para las poblaciones vecinas y los defensores del medio ambiente.

La mina de oro Veladero, de la empresa canadiense Barrick Gold, está ubicada a 4.000 metros de altura sobre la cordillera de los Andes en la provincia de San Juan, cerca de la frontera con Chile.

En septiembre de 2015 produjo un derrame de más de un millón de litros de agua cianurada que contaminaron tres ríos de la región. La provincia le aplicó una multa multimillonaria y ocho ejecutivos y empleados fueron procesados por la Justicia.

Casi un año después, un gigantesco bloque de hielo de una tonelada y media cayó sobre una cañería de la mina y derramó 45 metros cúbicos de roca con solución cianurada, según informó Barrick, sin producir contaminación ambiental a ríos ni trabajadores ni habitantes. ¿El hielo provenía de una formación glaciaria? Los habitantes de Jáchal y los activistas de Greenpeace denuncian que Barrick instaló la mina en una zona periglacial, en violación a la ley de protección de glaciares en Argentina.

«Nosotros sostenemos, producto de nuestros propios estudios y los de la provincia de San Juan, que no estamos en una zona de glaciares. Nuestra tarea no afecta ningún glaciar», asegura el director ejecutivo de Barrick en Argentina, Juan Bautista Ordoñez. La mina está a entre 3.800 y 4.000 metros de altura y cae mucha nieve en invierno, explica.

«La empresa Barrick, por definición, defiende y protege el medio ambiente», sostiene el ejecutivo de la compañía que debió frenar su proyecto Pascua Lama en Chile por cuestiones ambientales.

Fotografía aérea de la mina de Veladero, situada en la provincia de San Juan, Argentina. Martin Katz Greenpeace Argentina
Fotografía aérea de la mina de Veladero, situada en la provincia de San Juan, Argentina. Martin Katz Greenpeace Argentina

El valle de lixiviación de la mina, donde se procesa la roca con una solución cianurada para separar la piedra de los metales preciosos, está ubicada sobre el nacimiento del río Potrerillos.

Alcucero afirma que existen algunos informes acerca de que la membrana geotérmica sobre la que se instaló el valle de lixiviación tendría algunas perforaciones. En una localidad cercana a Jáchal en los análisis de julio del agua obtenida de las napas «aparece mercurio», expresa preocupada a dpa. «¿Será que ya están las napas contaminadas?», cuestiona. «El día a día es difícil», lamenta.

La mujer integra la asamblea «Jáchal no se toca», que defiende el medio ambiente y presentó un recurso ante la Justicia federal para reclamar el cierre definitivo de la mina Veladero. Ya tuvo sus primeros efectos, con los allanamientos ordenados a ministerios nacionales y provinciales para obtener información sobre la contaminación provocada por la mina de oro.

Gonzalo Strano, a cargo de la campaña de glaciares de la organización ambientalista Greenpeace, advierte a dpa que «el problema principal de la Argentina es la falta absoluta de controles provinciales y nacionales».

El activista señala que Veladero consume nueve millones de litros de agua por día para obtener el oro y que sus desagües llegan a cinco ríos de la provincia de San Juan.

«El cianuro luego de un tiempo se evapora, pero mientras tanto genera el mismo proceso que en el valle de lixiviación: activa todos los metales que se encuentran en las rocas de los ríos. Así se comprobó que en varios cursos no quedaron rastros de cianuro pero se triplicaron los niveles de aluminio, mercurio, cromo, boro, entre otros metales pesados», alerta Strano.

Muy a pesar de los ambientalistas, la minería es una actividad que florece en la Argentina.

En febrero, dos meses después de asumir, el presidente Mauricio Macri eliminó los impuestos a las exportaciones mineras, que ya de por sí eran menores a los que abonan otros sectores, en una medida que generó fuertes críticas. El complejo agroindustrial, núcleo central de las exportaciones argentinas, continúa por ejemplo pagando abultados aranceles.

En el marco del reciente Foro de Negocios que impulsó el Gobierno se anunció una inversión de 1.000 millones de dólares de la minera canadiense Pan American Silver para el desarrollo de una megaexplotación en Proyecto Navidad, en la sureña provincia de Santa Cruz, donde se estima está una de las principales reservas de plata en el mundo.

El ministro de Ambiente, Sergio Bergman, se pronunció a favor de la minería «con controles». «El futuro tiene que estar tomado de las buenas prácticas. Argentina no está afuera del mundo, está en el mundo. Por lo tanto de los que hacen las cosas bien tenemos que aprender y permitirnos tener un debate sobre qué tipo de minería, con qué tecnología y en qué localidades las podemos desarrollar», planteaba meses atrás al diario «El Chubut». Hoy, está abocado a investigar qué ocurrió en el nuevo derrame en Veladero.

El directivo de Barrick revela algunas cifras sobre el impacto de la mina de Veladero en la economía regional.

«Cada onza de oro que vale 1.300 dólares hoy, le cuesta a la compañía producirla 750 dólares antes de impuestos. Y esos son recursos que quedan en Argentina. Más de 8.000 millones de pesos (unos 530 millones de dólares), sobre un presupuesto general de la provincia de San Juan de 25.000 millones de pesos (1.660 millones de dólares). Ese es el impacto que la actividad minera tiene en la provincia, sólo de Barrick. La minería importa el 40 por ciento del producto bruto de la provincia», señala en una entrevista con el portal «La Nación».

Pero los derrames en la mina de Veladero activaron las protestas de las asambleas ambientalistas y podría hacer peligrar nuevas iniciativas, como el intento de la brasileña Vale por vender el proyecto Potasio Río Colorado en la provincia de Mendoza (oeste).

La asamblea «El Famatina no se toca» logró frustrar cuatro proyectos mineros en ese cerro de la provincia de La Rioja. El puntapié inicial lo dio «No a la mina», un movimiento nacido en la patagónica ciudad de Esquel que en 2003 logró realizar una consulta popular cuyo resultado evitó la instalación de la minería a cielo abierto en esa región de la cordillera de los Andes.

(I)

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