Chapecoense, un eterno campeón

Un día después de la tragedia, los héroes locales de Chapecó ganaron un lugar privilegiado en la historia del fútbol y se coronaron como los eternos campeones de América, un título que hoy es reconocido por todos sus rivales de campo.

Jóvenes, humildes y aguerridos, los jugadores del Chapecoense vivían una luna de miel tras haber llegado a la final de la Copa Sudamericana frente al Atlético Nacional de Colombia, un contrincante difícil, pero no imbatible.

Pero el destino quiso que la desgracia se cruzara en el camino de este humilde equipo de Santa Catarina y la historia del deporte volvió a quedar empañada por un accidente aéreo, como el que golpeó al Torino de Italia, al Manchester United, a la selección danesa, a «The Strongest» o al Club Alianza de Lima, entre otros.

La primera tragedia de esa magnitud que se recuerda tuvo lugar un nebuloso 4 de mayo de 1949. La aeronave en la que viajaba el «Gran Torino» se estrelló contra la montaña de Superga (669 metros sobre el nivel del mar) en los alrededores del aeropuerto de Turín cuando el equipo regresaba de un partido amistoso en Portugal.

Los jugadores del Chapecoense, en cambio, nunca llegaron a su ansiado destino, la ciudad colombiana de Medellín, la primera parada para intentar conseguir su primer título internacional.

Los «guerreros» del Chapecoense habían metido a sus hinchas en un inesperado sueño que comenzó en 2014 -cuando ascendieron a la Primera División- y se subieron al avión con destino a Medellín dispuestos a complacer a su incansable afición.

Pero la triste noticia llegó en el peor momento: un equipo en ascenso, una afición totalmente entregada y las cuentas del club en orden.

«Pasamos por muchas dificultades (económicas). Ahora que todo estaba perfecto, la directiva fantástica, pagando en día, cumpliendo todas las obligaciones, a todo el mundo le gustaba jugar en el Chapecoense…», lamentó el vicepresidente del club, Ivan Tozzo, quien por un «presentimiento» desistió de viajar con el resto del equipo a Medellín.

El vicepresidente se enorgullece del «equipo fantástico» que tenían y que era la alegría de Chapecó, un municipio de poco más de 200.000 habitantes que continúa consternado por la pérdida de un equipo que este miércoles quería dar una nueva alegría a los suyos.

El «Furacão do Oeste» debía enfrentarse hoy en Medellín al Atlético Nacional, club, que en un gesto de nobleza deportiva, ha pedido a la Conmebol que el título de la Copa Sudamericana vaya a las vitrinas del Chapecoense.

En 1949, cuando se produjo el accidente del Torino, el mundo del fútbol ya dio una lección de deportividad: El equipo italiano se encontraba al frente del campeonato de Liga, a falta de cuatro jornadas para su conclusión, y esto motivó que el Consejo de la Federación Italiana de Fútbol decidiera declarar al club como campeón de la Liga 1948-49.

«Estábamos con un equipo fantástico, que era la alegría de Chapecó y de Brasil, porque la mayorías de las personas tenían como segundo equipo al Chapecó. Pocas alegrías tenemos los brasileños y el Chapecoense era una de ellas», añadió el vicepresidente del club.

Los brasileños confían en que la alegría de este joven equipo continúe en el cielo, como hoy ilustró el diario argentino Olé en una viñeta publicada en su portada: Los jugadores están en el cielo, sobre un podio de nubes y reciben de Dios la corona que les convierte en ángeles.

«Demasiado maravilloso para envejecer», diría el periodista italiano Carlo Bergoglio tras conocer la noticia del siniestro aéreo en el que pereció el Torino. Casi siete décadas después, las palabras atribuidas a «Carlin» también podrían hablar del Chapecoense. EFE (I)

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